Sierra Nevada, sólo apto para valientes

Alberto Lorenzo / Granada

06 de agosto 2012 - 05:02

Esfuerzo y sacrificio podrían ser los términos idóneos para resumir la XXVIII Subida al Veleta de este año. Cerca de 400 valientes se atrevieron a tomar la salida en el Paseo del Salón y comprometerse interiormente con su orgullo a terminar la carrera como fuese, sin importar el tiempo invertido en acabar y con el añadido de disfrutar de las maravillosas vistas y el paisaje que brinda Sierra Nevada en esta época del año.

Desde el kilómetro cero y hasta el 50 reinó el buen ambiente y el compañerismo entre los participantes. Al poco de comenzar la prueba, los corredores ya se agruparon en pequeños pelotones, como si de hormigas que trabajan para ganarse el pan diario se tratase.

La imagen de la mañana la dejó sin duda un señor de casi 80 años que participa todos los años en la Subida al Veleta. Su peculiar ropa de deporte -zapatos, camisa, pantalón largo y sombrero- no pasó desapercibida para nadie de los presentes, ya fuese corredor, público o miembros de la propia organización, que se deshicieron en aplausos y gritos de ánimo para el veterano atleta. Ejemplos como éste de entereza y humildad son los que a veces enseñan que en la vida, si se cree en algo no hay nada ni nadie que impida que se haga realidad.

Aparte de esta muestra de voluntad, envidiable para muchos, la carrera transcurrió sin novedades. A medida que Sierra Nevada iba maltratando a los corredores con sus infinitos desniveles y el dios Corus -el del viento en la mitología romana- quería también su papel de protagonismo, los que luchaban por la gloria llegaron a meta con la satisfacción de haber plantado cara a la madre naturaleza y retado los límites del cuerpo humano.

El público asistente estuvo entregado en todo momento a la causa, animando y dando esos 'empujoncitos' de moral y fuerza a base de aplausos que tanto se agradecen cuando las fuerzas flaquean y la meta parece alejarse.

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