Economía

La inestabilidad política y el coste de la luz amenazan al cemento andaluz

  • El consumo sube en Andalucía en 2015 por primera vez en ocho años, pero la exportación desciende un 8,5%.

La industria cementera andaluza tiene dos sombras que planean sobre su incipiente recuperación. Tras ocho años consecutivos de caídas, el consumo de cemento en Andalucía se reactivó en 2015, pero la prolongación de esa mejoría podría estar amenazada por la inestabilidad política del país y los altos costes energéticos que soporta el sector. Así lo denunció ayer la Agrupación de Fabricantes de Cemento de Andalucía (AFCA) al apuntar a un "probable" descenso de la inversión en obra pública este año -pilar clave de sus ingresos- y a una factura de la luz "mucho más cara" que la de los países del entorno, lo que lastra su competitividad a la hora de exportar.

"La industria cementera tiene un riesgo de supervivencia: su principal problema es lograr ventas suficientes para pagar todos sus gastos", indicó el presidente de AFCA, Matteo Rozzanigo. La situación es la siguiente: el mercado doméstico no absorbe toda la producción del sector por el bajón experimentado en los años de crisis -nada que ver con la época del boom de la construcción-, lo que hace vital la exportación. Pero competir en el extranjero no es tan sencillo, sobre todo, porque hay productores en el entorno del Mediterráneo que disfrutan de costes energéticos más competitivos.

Las siete fábricas de cemento que hay en Andalucía cuentan con una capacidad instalada superior a los ocho millones de toneladas, sin embargo, la producción total del año pasado se situó justo en la mitad, cuatro millones. De éstos, 2,016 millones se consumieron en la región, lo que supuso un alza del 9,9% y la primera subida desde que estalló la crisis en 2007, mientras que 2,065 millones salieron con rumbo al exterior, lo que representó un recorte del 8,5%. "Las exportaciones sólo aportan el 50% de las ventas andaluzas de cemento, lo que supone un nivel muy bajo", explicó Rozzanigo.

Para darles un empujón, el director gerente de AFCA, Ricardo López Perona, indicó que es necesario ganar competitividad a través de dos vías: una bajada del precio de la electricidad y un mayor uso de combustibles alternativos a los fósiles. "Los costes energéticos han subido mucho para la industria española y, en particular, para la cementera; por ello pedimos ayuda a las autoridades, ya que aquéllos representan un tercio de nuestros gastos globales", subrayó. Una ayuda que pasa por "propiciar unos precios de la luz comparables con los de países de nuestro entorno", así como por eliminar las trabas a la valorización energética de residuos no peligrosos. En este caso, el sector tiene su principal obstáculo en la Administración local. Y es que la industria reclama poder reciclar plásticos, aceites industriales, neumáticos... para generar su propio combustible -más barato que el petróleo y sus derivados- con el que rebajar su factura energética. Una propuesta que choca con algunos ayuntamientos y vecinos, que temen que esta actividad incremente la contaminación medioambiental.

Los directivos de AFCA no quisieron incidir en si esta falta de autorización por parte de los consistorios empujaría al cierre de determinadas fábricas en Andalucía, pero sí alertaron de que, si no pueden valorizar, estarán en serio riesgo de no ser competitivas. En España, 28 de las 33 plantas cementeras ya realizan estos procesos. De las cinco que no lo hacen, tres están en Andalucía, concretamente en Alcalá de Guadaíra (Sevilla) -propiedad de Portland Valderrivas-, Córdoba y Niebla (Huelva) -ambas pertenecientes a Cementos Cosmos-. "Tienen el visto bueno de la Junta de Andalucía, que es la que concede los permisos ambientales, pero el rechazo de sus respectivos ayuntamientos", analizaron. "La palabra cemento se vive como algo malo, la opinión pública lo ve como si fuera un producto químico contaminante y no es así", dijeron.

Desde AFCA esgrimieron que el nivel de sustitución de combustibles fósiles por alternativos es "tremendamente bajo en Andalucía, con el 16%, frente al 26% de España, y el 50% de los países europeos más avanzados, con Holanda a la cabeza (85%)".

Por su parte, la incertidumbre política que vive España, cuyo gobierno aún no se ha conformado, también añade riesgos para un sector que genera en Andalucía en torno a 4.000 empleos directos e indirectos. Pese a que las perspectivas para 2016 apuntan a un alza del consumo de cemento del 10,9%, hasta los 2,2 millones de toneladas, se ciernen dudas por el posible recorte de la inversión en obra civil, que acapara el 60% del consumo, ya que no se repetirán las alegrías de 2015, que fue año electoral. En este contexto, se prevé que las exportaciones se mantengan en los dos millones de toneladas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios