Un nuevo estudio eleva a 8.500 los fusilados granadinos en la represión
Una investigación del Centro de Estudios Andaluces revela que es la tercera en la comunidad en cuanto a víctimas mortales · De las 620 fosas comunes descubiertas en la región, 97 se abrieron en Granada
El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Almería Fernando Martínez se preguntó ayer en voz alta por el gran apoyo andaluz que recibieron los partidos de izquierdas en las primeras elecciones democráticas, las de 1977, a pesar de que en las décadas anteriores y por la represión franquista estos movimiento prácticamente habían desaparecido del mapa. "Se mantuvo (por las ideas) en la memoria de padres a hijos. Se decía: '¿Qué voto, mamá? Lo que hubiera votado tu padre?'"
Fue la explicación que encontró Martínez para entender aquellos resultados. Él es uno de los autores de La represión franquista en Andalucía, que coordina y también escribe el catedrático de la Universidad de Granada Francisco Cobo. También hay textos de los investigadores Miguel Ángel del Arco (UGR) y Javier Rodrigo (Autónoma de Barcelona).
Es el primer volumen de la colección Cuadernos de Andalucía en la Historia Contemporánea, editada por el Centro de Estudios Andaluces y en el que se analiza la represión franquista en Andalucía y en sus provincias con datos muy aproximados, aunque aún no cerrados (por ejemplo en Granada falta por ajustar el número de desaparecidos). En aquella tragedia, Granada no queda muy bien parada. De hecho, fue la provincia oriental de la región más castigada por la represión, la tercera de Andalucía. Entre 1936 y 1945, se registraron 8.500 fusilamientos a manos del ejército sublevado y las autoridades franquistas. Contrasta con los 994 atribuidos a los republicanos en los primeros meses de la Guerra Civil. Con este dato se entiende que Granada tenga el mayor número de fosas comunes (97) del poniente andaluz. Fue en este punto y en Andalucía Occidental, "conquistadas inicialmente por los rebeldes y donde los asesinatos fueron masivos e indiscriminados", donde se abrieron mayoritariamente.
Entre 1937 y 1940, se incoaron 16 expedientes de incautación de bienes y responsabilidades políticas por cada 1.000 habitantes, un porcentaje solo superado por Almería (19,01 por 1.000). En el cómputo global, Andalucía alcanzó los 50.000 fusilamientos del bando franquista, frente a los 8.143 de la zona republicana, las 620 fosas comunes.
Cobo, que ahonda en el libro en las nuevas categorías conceptuales de la represión, explicó que en Granada existió un doble castigo. Por un lado, un asedio muy fuerte durante los primeros meses de la contienda y una segunda oleada acabado el conflicto en la otra mitad geográfica que permaneció fiel a la República. Habló del origen agrario de la represión al perseguirse prácticas asociativas y afiliaciones de izquierdas. "La represión tuvo en Andalucía caracteres específicos. Es ese deseo de venganza y aniquilar experiencias democráticas que habían avanzado en el mundo rural y local andaluz". Contextualizó aquella violencia en los avances totalitarios en la Europa de entreguerras y en la construcción discursiva de símbolos y de mitos.
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