Monachil revive una época dorada
El pueblo recibe con gran expectación estas fiestas y asegura diversión y participación para los próximos años
El pueblo de Monachil revivió ayer su pasado más ilusionante ante un vecindario totalmente caracterizado para la ocasión. Unas fiestas que parten "con el deseo de continuidad", según José Emilio Martín Barbero, concejal de Participación Ciudadana, y que todo el pueblo esperó con gran expectación.
A las 20:00 y para comenzar a caldear el ambiente, los niños contaron con la fenomenal actuación de títeres, algo que sirvió para empezar a sacar las primeras sonrisas del pueblo y entretener a los más pequeños. Sobre las 21:30, con la caída de los últimos rayos de sol, todo el pueblo, desde los más ancianos hasta los jóvenes más sorprendidos, se acercaron al mítico Parque Molino de los Aragonés para visualizar la primera proyección de vídeos de hace más de 30 años acompañadso de una banda musical que interpretó las melodías de la época, seguido de una presentación con fotos de todo el pueblo.
Una vez sumergidos en un ambiente totalmente arcaico y tradicional, el pueblo contó con uno de los objetos que nunca debió perderse: el famoso y entrañable carro ambulante de los helados.
En esta sintonía de participación y diversión, los vecinos de Monachil aportaron su granito de arena para elevar esta fiesta a un recuerdo inolvidable. Se pudieron observar desde fotógrafos preparados con las cámaras más antiguas hasta lecheros acompañados de su fiel burro.
El concejal rememoró los momentos de su infancia y recordó el inolvidable sabor a queso de cabra así como "el servicio puerta a puerta de la leche, algo que algún vecino del pueblo se comprometió a realizar".
Así, la fiesta continúo con una filmografía muda en blanco y negro que recordó más que nunca las características de los años 40.
Martín Barbero confirmó que en estas primeras fiestas organizadas tres semanas atrás "acudió gran parte del pueblo y, aunque no participaron los vecinos de los alrededores, se pretende realizar de la misma forma los próximos años".
"Antiguamente yo podía recorrerme el pueblo con los ojos cerrados, me guiaba por el olor del agua de acequia limpia y de la tierra húmeda" aseguró el concejal, insistiendo en que es "una pena" que los niños de hoy en día no puedas disfrutar de esto por la acumulación de pisos o el poco cuidado de las zanjas.
De esta forma, y con un pueblo totalmente entregado a la temática de la fiesta, Monachil revivió los viejos tiempos y, a pesar de que gran parte de su población no ha llegado a vivir tal época, participaron con disfraces "comprados en Granada" y con una imaginación digna de admirar.
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