Los terremotos que quebraron Granada

El Ayuntamiento renueva el voto de agradecimiento a la patrona por librar a la ciudad de los seísmos que costaron 851 vidas en la provincia en 1884 y 1956

Muchos de los supervivientes del terremoto de 1884 se quedaron sin vivienda.
Muchos de los supervivientes del terremoto de 1884 se quedaron sin vivienda.
B. Rico Granada

27 de diciembre 2012 - 01:00

Como cada 26 de diciembre, el Ayuntamiento de Granada recordó ayer los dos últimos terremotos que arrasaron varios pueblos de la provincia en 1884 y 1956. Y lo hizo con la curiosa tradición de agradecer a la patrona de la ciudad por haber sido liberada de las consecuencias de los dramáticos terremotos 1884 y 1956, en los que murieron más de 850 personas. Aunque el terremoto del XIX que afectó sobre todo a Alhama ocurrió un 25 de diciembre, un día después es cuando la corporación municipal ofrece a la Virgen de las Angustias una misa para renovar el voto de agradecimiento por librarla de los seísmos.

Como todos los años, miembros de la corporación municipal bajo mazas desfilaron al mediodía desde la Plaza del Carmen hasta la basílica de las Angustias.

La comitiva estuvo custodiada por cuatro maceros vestidos con ropas de terciopelo y damasco carmesí del siglo XIX y mazas de plata, y por cuatro policías locales vestidos de gala.

Acompañados por la banda de música municipal, que interpretó los himnos de España, Andalucía y Granada, la comitiva se trasladó hasta el templo para escuchar la eucaristía, oficiada por uno de los canónigos de la Catedral de Granada.

El ceremonial estuvo representado por concejales del equipo de gobierno, del PP, ante la inasistencia del resto de grupos municipales, según indicó el edil de Cultura, Juan García Montero.

Pero el terremoto registrado en 1884, con epicentro en las cercanías del municipio de Alhama, ocurrió justo el día de Navidad. Hace 120 años las risas y los festejos se convirtieron en desesperados llantos de luto. Los relojes se detuvieron a las 09.08 horas de aquel 25 de diciembre de 1884 cuando las entrañas de la tierra se estremecieron. En total 101 pueblos de Málaga y Granada fueron sacudidos por un seísmo de intensidad X en la escala de Mercalli y magnitud 6,5 grados en la escala Richter. El temblor dejó tras de sí 839 muertos, 1.500 heridos y 4.400 casas destruidas.

Sin embargo, las mayores pérdidas se produjeron en Arenas del Río que, por perder, perdió hasta el nombre, aunque Alhama fue el municipio donde hubo más muertos. Según el Instituto Andaluz de Geofísica, las poblaciones más afectadas por el denominado terremoto de Andalucía fueron Arenas del Rey, donde hubo 135 muertos y 253 heridos y Alhama, que, con 463 muertos y 473 heridos, fue la población con mayor número de víctimas.

De las 6.455.097 pesetas que se recaudaron para la restauración, el 60% se destinó a Arenas del Rey, Alhama, Albuñuelas, Güevéjar, Periana y Zafarraya, mientras que el 40% restante se repartió entre los otros 95 municipios.

El último gran terremoto ocurrido en Granada tuvo lugar el 19 de abril de 1956. A las 18:38 horas el suelo tembló con inusitada violencia derribando centenares de edificios en un radio de diez kilómetros a partir de su epicentro, en el municipio de Albolote, con cerca de 5.000 habitantes.

Diez segundos a lo sumo bastaron para provocar el pánico entre los vecinos que se resistieron a entrar en sus casas ante las interminables réplicas que se produjeron tras el seísmo. El resultado de aquel fatídico día fue de siete muertos directos y otros cinco fallecidos por un deslizamiento de tierras producido días más tarde a causa de un temblor de menor intensidad que derrumbó una cueva situada en el camino de Casería de Montijo, además de decenas de heridos y centenares de casas destruidas.

Las autoridades de la época llegaron a cifrar los daños materiales en 20 millones de las antiguas pesetas. En realidad fue un terremoto de magnitud cinco e intensidad ocho. Según la opinión de los expertos del Instituto Andaluz de Geofísica, tuvo una magnitud moderada aunque alcanzó mayores efectos de los esperados debido a la escasa calidad de las construcciones.

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