El Jau: un buen escondite para el botín de Marbella
Revuelo en un anejo de Santa Fe tras conocer que la Policía ha hallado en un cortijo alquilado medio millar de joyas del robo por el que fue detenido Montes Neiro

Rafael Chinchilla es un vecino de toda la vida de El Jau, un anejo de Santa Fe con poco más de 900 habitantes donde hacía mucho tiempo que no ocurría nada fuera de lo normal. El miércoles por la mañana, este lugareño, dueño de la Granja San Rafael, fue testigo de primera fila del despliegue que la Policía Nacional efectuó en este tranquilo enclave granadino. Una treintena de agentes rompió la habitual calma de la zona para efectuar un importante registro en un cortijo muy próximo al suyo. Buscaban el botín del robo de joyas por el que fue detenido Miguel Montes Neiro, el preso más antiguo de España que recibió el indulto hace ahora un año.
"Vi a muchos policías pasando a cada instante. Unos iban para acá y otros para allá. El camino lo cortaron, pero no sabíamos de qué se trataba", confiesa Rafael aún con la intriga en el cuerpo. Los investigadores policiales hallaron durante el registro alrededor de 500 piezas de joyería, valoradas en unos dos millones de euros, que habían sido sustraídas en el referido atraco, cometido en noviembre en un centro comercial de Puerto Banús (Marbella).
"El dueño del cortijo es un abogado, pero ahí vivía ahora una muchacha con sus cuatro chiquillos pequeños", indicó Rafael. Este diario habló ayer con el letrado identificado como el dueño del cortijo, que prefirió que su nombre no fuera desvelado. Precisó que la finca es propiedad de su mujer y que la habían alquilado hace menos de un año a un hombre de mediana edad, que se había instalado allí a vivir con su familia. El abogado quiso dejar claro que ni él ni su esposa tienen nada que ver con los hechos y están "totalmente desvinculados" del robo y ocultación de las joyas.
El inquilino del cortijo, según ha podido saber este periódico es un varón de unos 40 años llamado José Antonio. Fue detenido junto a su mujer y trasladado a dependencias policiales tras el registro. Las fuentes consultadas afirmaron que él además estaba siendo buscado por su presunta relación con un incidente con arma blanca ocurrido hace varios meses en un pub de Atarfe.
Jesús Martín es el marido de Chelo, que regenta el bar la Pacheca, y también vivió en primera persona el despliegue policial. "A partir de las nueve de la mañana empezaron a entrar policías a desayunar; hablaban entre ellos, pero no comentaron nada de lo que estaban haciendo aquí", señala. Martín, como el resto de vecinos de El Jau, ha conocido con posterioridad el porqué de tanto coche policial y de tantos agentes "de la secreta", que según Efe, hallaron relojes, anillos, colgantes y pendientes de gran valor en la finca.
La noticia del registro en el cortijo causó ayer un enorme revuelo en El Jau. Así lo confirma José, otro vecino del pueblo, de 78 años. "Se ve que la Policía ha sacado bastante material de allí", comenta el anciano, que contó al menos 30 ó 40 agentes el miércoles. "Aquí -añade- nunca había pasado nada así y a todo el mundo nos ha extrañado mucho; aunque era desde luego un buen escondite".
Y ciertamente lo era hasta que dejó de serlo. El cortijo es una cuidada finca, de considerables dimensiones, que se halla a las afueras del anejo, al final de un carril de tierra, camuflada entre varias hileras de álamos. La cancela de entrada al recinto permanecía ayer cerrada a cal y canto, y en su interior no parecía haber un alma.
Nadie hubiera imaginado que dentro de sus dependencias estaba oculta una buena parte del botín de Puerto Banús. Las piezas recuperadas hoy serán expuestas por la Policía en Málaga, en una rueda de prensa en la que darán todos los detalles de una actuación que en El Jau ya es vox populi.
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