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Ascenso de las temperaturas en la provincia de Granada durante el fin de semana
Si todo fuera como antes, las tiendas granadinas estarían a punto de guardar los carteles que anuncian grandes descuentos; el 'rinconcito ordenado' le habría ganado la partida a las prendas rebajadas; los consumidores estarían preparándose para la nueva temporada; y los comerciantes estarían haciendo los cálculos de los beneficios obtenidos en la temporada de rebajas de verano. Pero no, no todo es como antes.
Para empezar, aunque llegue el 1 de septiembre, los comercios podrán seguir vendiendo productos rebajadados sin temer una visita de los inspectores de consumo. En segundo lugar, aunque la ropa de nueva temporada llene ya todos los escaparates, en el interior de los establecimientos comerciales de la provincia quedan todavía muchas prendas con etiquetas rojas que los comerciantes esperan vender mientras dure el buen tiempo. Y, por último, la época de los grandes beneficios se quedó estancada en la década pasada, cuando la crisis todavía no había herido de muerte a la capacidad de consumo de los granadinos.
Así lo confirmó ayer el presidente de la Federación Provincial de Comercio de Granada, Enrique Oviedo, que señaló que en esta campaña de verano la facturación ha descendido una media del 30%, que en algunos comercios ha podido llegar incluso al 50%. Esto tiene que ver con el hecho de que los consumidores ya no puedan volverse locos durante la temporada de rebajas -a los despidos hay que sumar las rebajas salariales, las pérdidas de pagas extras y las reducciones de jornada-, que ha obligado a los comerciantes a tirar de descuentos agresivos y que, por tanto, ha reducido considerablemente el margen de beneficios.
"Los descuentos se han movido entre un 20 y un 70% en productos que ya están muy ajustados", indicó Oviedo, que explicó que en muchos casos los productos "se venden para facturar", sin apenas beneficios. "Hay que pagar a los proveedores, a los empleados, el alquiler, la luz...", señaló el presidente de la Federación Provincial de Comercio, que destacó que la liberalización de las rebajas "está haciendo mucho daño". Enrique Oviedo habla de "desnaturalización" de la temporada que, hasta que llegó la crisis, era un balón de oxígeno para el sector. "El incremento de promociones y descuentos a lo largo del año, junto con la liberalización de los precios de rebajas, están haciendo que estas pierdan su esencia".
Oviedo asegura que no hay más que apostarse frente a la puerta de uno de los grandes establecimientos de moda para hacerse una idea de hasta qué punto la situación en los pequeños y medianos comercios es preocupante. "En cualquier tienda hay gente, pero la prueba de que las cosas no van bien es que entra y sale mucha gente, pero poca con bolsas". Y si eso pasa en las franquicias y cadenas, que son la primera opción para la mayoría de los consumidores y que copan buena parte de las compras que se registran durante todo el año, está garantizado que los pequeños y medianos comercios se han llevado un varapalo mayor todavía.
Nerea Sánchez es una de esas compradoras que ha ido 'de visita' por las calles comerciales de Granada. Asegura que sí que ha ido de rebajas, dispuesta a salir con las bolsas llenas, pero que en realidad "no ha comprado mucho". Y no tanto por un tema de presupuesto como por la calidad de las prendas que se ha encontrado en los percheros de las grandes franquicias y cadenas, su primera opción durante la temporada de descuento. "En muchos casos se notaba que la ropa era antigua, o estaba estropeada, manchada de maquillaje... Y muchas veces se te quitan las ganas por el desorden". Así que Nerea ha preferido comprarse algunos básicos y algunos zapatos, donde sí que ha encontrado grandes descuentos.
Que las rebajas han sido agresivas no sólo lo demostraban los grandes porcentajes de los escaparates, sino también los chollos que algunos compradores han tenido la suerte de cazar. "Yo he visto que en estas rebajas las tiendas iban un poco a la desesperada. Me he encontrado con un vestido de 50 euros que, después del fin de semana, me llevé por 20", asegura Lourdes González, que indica que si algo ha caracterizado a esta campaña de rebajas ha sido la confusión que hubo al principio, cuando muchas tiendas sorprendieron a los consumidores adelantando hasta quince días el inicio de las promociones. "Ha habido mucho descontrol, con tiendas que estaban de rebajas y tiendas que no", explica.
Claro que hay quien se ha movido como pez en el agua en estas rebajas liberalizadas. Ana Molina asegura que durante el periodo tradicional de descuentos no ha comprado demasiado, puesto que se aprovechó de que muchas tiendas ya tenían rebajas de hasta el 50% antes del 1 de julio. "He gastado más durante el año, comprándome lo que realmente quería", señala Ana, que subraya que al independizarse económicamente de sus padres ha tenido que priorizar los gastos. "Soy una adicta a las compras, pero este año que tenido que destinar mi dinero para mis viajes y mi vida propia en Málaga, así que he reducido el presupuesto en ropa". Eso sí, Ana no pierde la esperanza de encontrar todavía un verdadero chollo colgando de un perchero. "Estoy esperando para echar un vistazo en lo último que haya", asegura.
Pero, por mucho que todavía haya prendas con descuentos, ahora lo que toca es mirar a la nueva temporada. El presidente de la Federación de Comercio insiste en que nunca tiene que faltar el optimismo ante lo que está por venir, pero reconoce que los comerciantes están cada día "más quemados" por una situación que parece no tener fin. "Vamos a esperar, parece que las cosas van a mejorar", asegura esperanzado el presidente de los comerciantes, un sector sumido en una profunda crisis que ha visto desaparecer a muchos de sus miembros en los últimos seis años.
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