El Albaicín estrenará en menos de un año un plan de regeneración urbana
El Ayuntamiento y la Junta retoman la redacción del plan especial que protegerá el entorno
Ocho años después de que se empezara a revisar el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Albaicín (Pepri) para modernizar el documento, las administraciones han llegado a un principio de entendimiento. Si nada se tuerce (no hay que olvidar que entramos en año electoral y, pasando mayo, donde dije digo digo Diego...) el Albaicín y el Sacromonte estrenarán antes de que acabe 2015 un nuevo plan de protección que garantizará la conservación de este barrio declarado Patrimonio de la Humanidad.
La sintonía que ahora impera entre administraciones no ha sido siempre el talante en la negociación. El pasado mes de febrero el Ayuntamiento de Granada anunciaba que daba carpetazo y archivaba el Plan Albaicín después de cinco años esperando a que la Junta aprobara el documento, lo cual estancaba el urbanismo del barrio en la normativa de los años 90. La Junta por su parte dejó claro que no iba a darle el visto bueno a un plan que bajaba el nivel de catalogación de la mitad de las casas del barrio. Tuvo que mediar el Consejo Social para que las dos instituciones se sentaran en la misma mesa el pasado mes de octubre y se pusieran a trabajar en serio.
En las mesas técnicas se acordó respetar el 80% del trabajo realizado por el equipo redactor contratado para elaborar el documento y que ha estado liderado todos estos años por Santiago Rodrigo Gimeno. Con él habrá que rescindir ahora el contrato de dicho acuerdo.
Dicho documento es tan exhaustivo y tan complejo que las tareas de los técnicos se centrarán en simplificar el documento. Esta labor será realizada por técnicos de ambas administraciones con la filosofía de garantizar la conservación y mantener el carácter residencial de este patrimonio habitado.
La revisión del Plan Albaicín, que comenzará en enero, se basará en cinco bloques. Por un lado se están haciendo fichas de todos y cada uno de los edificios y bienes del barrio para inventariarlos. En este apartado entrarán viviendas, pozos, jardines... Todo se volcará en modelos de fichas de forma que de un vistazo se sepa cuáles son los inmuebles con valor, neutros o discordantes (aquellos que nunca deberían haber existido).
"Debe ser un texto claro, sencillo, manejable por todos y donde los criterios estén muy cerrados para no dejar espacio a la duda o a la interpretación de la normativa", explicó la delegada de Cultura de la Junta en Granada, Ana Gámez.
El segundo bloque serán las áreas de intervención. Este es uno de los aspectos cruciales que determinarán los cambios perceptibles por los vecinos. La idea es reducir las 51 áreas que existían en el plan de 1991 y dejarlas en 30. Dichas áreas determinarán que se hará en cada enclave. Por ejemplo, habrá que decidir si en Plaza Nueva puede haber tantas terrazas o si hay que quitar los luminosos.
La movilidad, tercer bloque, también será uno de los puntos 'estrella' del documento. Aquí se trabajará para adecuar el nuevo plan municipal de movilidad a las características y necesidades del barrio. Se primarán los flujos de salida y el uso residencial.
El cuarto bloque serán los usos de los espacios y el quinto la arqueología. Aquí se recogerán los últimos estudios arqueológicos y se actualizará el mapa de la zona de manera que se facilite a todo aquel que quiera hacer una obra en el barrio las cautelas arqueológicas. Además de incluir en el nuevo documento al Sacromonte, también formará parte del plan especial Plaza Nueva, como acceso al barrio, y la propia Alhambra por ser el punto de conexión con la ciudad.
En cada uno de estos cinco bloques habrá un funcionario municipal y otro del Gobierno andaluz al cargo y se irán abordando los trabajos de forma paralela, todo ello para conseguir un documento lo más consensuado posible, de modo que no encuentre obstáculos en la tramitación.
Una vez finalizado el nuevo Pepri Albaicín, que la concejal de Urbanismo calcula estará listo como mucho en cinco o seis meses, deberá ser aprobado de manera inicial por el Ayuntamiento de Granada. A partir de ahí, la Junta tendrá un plazo de tres meses para emitir su informe vinculante.
Sobre las novedades que aportará el nuevo documento al barrio tanto la concejal de Urbanismo, Isabel Nieto, como la delegada de Cultura, Ana Gámez, se limitaron a dejar claro que imperarán los criterios conservacionistas manteniendo el carácter residencial del barrio. "El problema del Albaicín es que es un barrio habitado, hay otros bienes Patrimonio de la Humanidad que no están habitados y por tanto son más fáciles de gestionar", apunta la delegada de Cultura de la Junta.
La existencia de un nuevo plan es un clamor de los vecinos, arquitectos y políticos porque los peligros que acechan al barrio en la actualidad no son los mismos que le acechaban en 1991. Tal y como explica el experto en Patrimonio Juan Cañavate, la propia Unesco descubrió que uno de los mayores peligros que existen en la actualidad para los lugares patrimonio de la humanidad es su propia declaración ya que genera un efecto llamada especialmente nocivo para su conservación.
Esos nuevos peligros que genera una forma inadecuada de explotación de la actividad turística (cambios de uso residencial a hostelero, uso y abuso de espacios públicos por negocios, contaminación visual y acústica, planes de movilidad adaptados a la explotación turística...) son los que hacen necesario que exista un nuevo plan.
El portavoz del grupo municipal de Izquierda Unida, Francisco Puentedura, fue ayer más allá y pidió que desaparezca la Agencia Albaicín. La reconversión de la Fundación Albaicín en Agencia "ha vaciado a este organismo de contenido convirtiéndolo en un chiringuito, sin competencias, y sin ningún trabajo específico en el barrio" señala Puentedura quien recuerda "que en los propios estatutos de la Agencia su ámbito de actuación ni siquiera es específico para el barrio sino que se abrió a toda la ciudad".
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