La artesanía busca amantes
El Centro de artesanía del Gallo, en el Albaicín, lanza un S. O. S. en busca de aprendices para que oficios de toda la vida no se pierdan En Granada quedan 16 artesanos
Para hacer un metro de alfombra, Antonio necesita un día completo. El desacompasado sonido de las maderas con las bobinas al chocar revelan el esfuerzo y la destreza con los que cada día este antiguo artesano de Granada convierte hilos en auténticas obras de arte. La vocación la desarolló desde niño viendo a su padre trabajar en el telar. Hoy sabe que el oficio está herido de muerte si no surgen nuevos aprendices... y pronto.
En Granada quedan 16 artesano, seis de ellos trabajan en los locales del centro del Gallo del Albaicín que el Ayuntamiento ha cedido al colectivo. Ayer, el alcalde los visitó y los animó a seguir adelante. José Torres Hurtado reconoció que el colectivo puede ser clave a la hora de generar empleo. "Es necesario mantener la historia de nuestra ciudad a través de la artesanía y esto se puede conjugar con la creación de empleo. Es un trabajo duro, que necesita un aprendizaje grande", reconoció el alcalde de la ciudad.
Manuel Martín, presidente de los artesanos, es orfebre. Reconoce que ahora, con la semana santa están cargados de trabajo. Tallas, ceras y bordados llenan su quehacer diario. Manuel también sabe que como no consigan aprendices al oficio pueden quedarle unos diez años de vida. "Se puede vivir de la artesanía, pero de una forma muy particular. Ahora, en vísperas de Semana Santa, estamos trabajando unas 14-15 horas al día. Estos días no sabemos lo que es un sábado ni un domingo", apunta el representante de los artesanos.
Con este escenario no parece fácil encontrar nuevas vocaciones. Manuel Martín Fajardo es el artesano más joven del zoco. Con 24 años le preguntamos qué satisfacción encuentra en un trabajo tan duro. "Mucha. Estoy participando en la historia de la Semana Santa de Granada", apunta el joven, quien asegura que el oficio se aprende, "tan solo hace falta ser habilidoso con las manos" y, eso sí, amar profundamente una ocupación que requiere dedicación y cariño.
Para poder contemplar todas estas artesanías, el centro del Gallo ha montado en una de sus salas una exposición permanente que se podrá visitar de lunes a viernes y donde incluso se pueden adquirir los productos ya terminados.
Miguel Serrano es otro de los artesanos que se ha dado cita en el zoco de artesanía. Ayer se mostró muy satisfecho con el trabajo que se está realizando en este centro. Dice que por cualquier taller pequeño en la ciudad deberían estar pagando unos 300 euros así que las facilidades que encuentran en el zoco también les permite sobrevivir con algo más de dignidad en este difícil sector.
"Necesitamos gente, necesitamos que vengan muchos colegios a ver de cerca lo que aquí hacemos. Con que uno de los jóvenes que nos visita de cada colegio decidiera formarse en estos oficios estaríamos salvados", argumenta Miguel, que recuerda cuando en Granada existían una veintena de talleres de artesanía. Hoy apenas quedan dos.
Miguel lleva 20 años haciendo farolas. Corta con mimo cada pedacito de cristal que viste el farol. Hoy en día es una rara avis. El mercado está optando por los faroles de Marruecos que vienen hechos casi de una pieza. Ante esta situación a los artesanos solo les queda refugiarse en la calidad de su labor y buscar amantes de una profesión que también habla de la historia y del bagaje artístico de una ciudad.
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