Gencianas, en familia

Los verdes borreguiles de Sierra Nevada están salpicados del color azul violeta de la genciana de primavera, uno de nuestros más bellos endemismos botánicos

Gentiana alpina.
Gentiana alpina.
Ignacio Henares

15 de mayo 2015 - 01:00

La genciana de primavera (Gentiana sierrae) es una planta exclusiva de Sierra Nevada que se extiende por un área de casi 50 kilómetros de longitud, aunque de forma discontinua debido a sus requerimientos ecológicos, ya que vive en los pastizales higroturbosos de alta montaña conocidos como borreguiles, (entre los 1.800 y los 3.200 metros), sobre suelos de micaesquistos.

Es una hierba perenne, cespitosa, glabra (brillante, lisa, sin pilosidades) con tallos de hasta 12 centímetros erectos e individualizados de los que emergen unas pequeñas, pero bellísimas flores solitarias, estrelladas, con 5 pétalos de un color azul-púrpura brillante. Estas flores se cierran de noche o con condiciones meteorológicas adversas. La polinización se lleva a cabo por insectos, capaces de sobrevivir en las cumbres de nuestra Sierra. El fruto es una cápsula alargada con dos cavidades.

Antes de que se conociera la quina se recurría a las gencianas para combatir la fiebre. La raíz seca de las especies de esta familia posee propiedades tónicas y estimula la digestión, pero con sabor amargo.

Genciana azul (Gentiana alpina). Se diferencia de la genciana de primavera en que casi carece de tallo y el tubo de la corola, también azul uniforme, es abierto y acampanado dejando ver los estambres. Las hojas basales también son arrosetadas como en G. sierrae. Se extiende por los Alpes, Pirineos y Sierra Nevada de forma dispersa debido a sus requerimientos ecológicos. Vive como en pastizales borreguiles, desarrollados sobre micaesquistos, ocupando habitualmente las zonas periféricas más secas, entre los 2.200-3.200 metros de altitud.

Genciana blanca (Gentiana boryi). Como su nombre indica, la flor de esta especie, más pequeña que la de sus parientes, es blanca aunque con tintes azulados. Los apéndices de los pétalos son tan grandes que parece que las flores tienen 10 lóbulos. Endémica del norte, centro y sur de la Península Ibérica, se puede encontrar en Picos de Europa, en la Sierra de Gredos y en el macizo nevadense, también en borreguiles y turberas de alta montaña (2.300 a 3.200 metros).

Genciana amarilla (Gentiana lutea). Es la de mayor tamaño de la familia y la más común en España, siendo relativamente abundante en la Cordillera Cantábrica. Presente en todas las montañas del centro y sur del continente europeo. Vive en herbazales higrófilos, sobre suelos húmedos, ricos en materia orgánica, desarrollados sobre micaesquistos, en el borde de arroyuelos de montaña, en aguas nacientes. Sierra Nevada es el límite meridional de distribución de la especie y alberga una única población de entre 1.000 a 2000 individuos en el piso oromediterráneo entre los 1.900 a 2.300 metros de altitud.

Se usa como planta medicinal y como aromatizante de bebidas. Actualmente se están realizando estudios para ampliar sus posibles aplicaciones industriales.

Hay otra especie más del género Gentiana (Gentiana pneumonanthe) que también tiene las flores de color azul intenso y el tubo de la corola abierto y acampanado como G. alpina, aunque en este caso el tallo es casi inexistente y las hojas no forman rosetas. Esta especie está ampliamente repartida por Europa, pero en Sierra Nevada contamos con una subespecie endémica G. pneumonanthe depressa con un número de individuos con capacidad de floración estimado en 10.000. Vive también en pastizales y turberas de alta montaña, entre los 2.200 y los 3.200 metros.

Gencianilla o genciana menor (Gentianella tenella) es una pariente muy próxima a las anteriores gencianas. Es una especie ártico-alpina de amplia distribución; en nuestra Península está presente en los Pirineos y en Sierra Nevada, donde se encuentra muy dispersa en la zona de cumbres. Tiene una floración más tardía que las anteriores y vive en pastizales y prados de ventisqueros (2.800-3.200 metros). La gencianilla siempre se encuentra en lugares poco pastoreados, ya que la nitrificación causa la eliminación de esta especie.

El nombre genérico de las gencianas deriva, según Plinio el Viejo y Dioscórides, del de Gentio, rey de Iliria en el siglo II a. de C., a quien se atribuía el descubrimiento del valor curativo de la Gentiana lutea.

Los adjetivos sierrae y alpina indican claramente su localización en lugares montañosos, mientras que lutea alude al color amarillo de las flores de esa especie del género; la G. boryi toma el nombre en honor de Jean-Baptiste Bory de Saint-Vincent, un oficial francés, naturalista y geógrafo, notablemente interesado en la vulcanología, botánica y sistemática que llegó con las tropas de Napoleón a nuestro país y entre otras contribuciones al conocimiento de nuestra flora se le atribuye el descubrimiento de la violeta de Sierra Nevada.

Los factores que determinan la rareza de esta familia de plantas son, sobre todo, su especificidad ecológica y la escasez y discontinuidad del hábitat idóneo para su desarrollo. El sobrepastoreo de los borreguiles constituye la principal amenaza para esta familia de plantas, aunque también constituyen riesgos para la supervivencia, la alteración de los cursos de agua y el impacto de las actividades deportivas y recreativas, por lo que es preciso observar las normas de uso público del Parque Nacional y Natural para preservar estas joyas botánicas, entre las que hay que destacar la prohibición de la recolección de la flora silvestre y de la acampada y evitar circular fuera de senderos y veredas en las zonas de borreguiles.

Hay curiosas leyendas en torno a las gencianas que al contrario que otras que incitan a su recolección favorecen la conservación de estas bellas flores. En Suiza por ejemplo se piensa que es una flor incendiaria ya que se cree que caerá un rayo sobre el que la posea. También en otros lugares se la ha considerado como la flor de la muerte, ya que si se arranca, sobreviene la muerte de alguien. Menos trágica pero también de efectos repelentes es la creencia popular de que si la hueles te salen pecas.

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