Parque de las Ciencias, 20 años creciendo

Granada se convirtió con su creación en la ciudad andaluza pionera en divulgación de la ciencia Con los años ha cristalizado en un reconocido liderazgo tanto por sus instalaciones como por su modelo de gestión

Ignacio Henares

04 de octubre 2015 - 01:00

Con la creación del Parque de las Ciencias en 1995 Granada, que había bebido de las fuentes de otros museos nacionales de estas características y fines, (como la Casa de las Ciencias de La Coruña o el Museu de la Caixa de Barcelona), e internacionales, se convirtió en la ciudad andaluza pionera en un gran equipamiento de divulgación de la ciencia. Con el paso de los años este proyecto ha cristalizado en un reconocido liderazgo nacional e internacional tanto por su arquitectura e instalaciones como por la programación, exposiciones y modelo de gestión. 20 años después de su inauguración, hoy vienen a aprender, de múltiples rincones del mundo, a nuestra 'catedral de la divulgación científica' y las principales instituciones de este campo buscan la colaboración y la coordinación con nuestro Parque de las Ciencias.

A principios de los años 90 Granada vivió un momento importante de obras públicas paralelas a las inversiones multimillonarias en torno a la Exposición Universal de Sevilla de 1992 y con el mundial de esquí en Sierra Nevada del 95, (luego celebrado al año siguiente), de fondo. Entre las actuaciones proyectadas se incluía la conexión de la Ronda Sur con la Carretera de la Sierra a través de un gran puente que cruzaría el río Genil. Creo recordar que alguna dificultad técnica y de encaje en el planeamiento y de las autorizaciones necesarias, además de las reservas ambientales al impacto de esta gran obra, hicieron que se cayera del listado de actuaciones cuando ya estaba incluso el proyecto para esta infraestructura muy avanzado.

El presupuesto destinado a esta inversión fue peleado por el ayuntamiento para que se aprovechara en algún proyecto sustituto que tuviera gancho ciudadano. Finalmente la Junta de Andalucía aceptó el cambio proyectando los túneles del Serrallo y los nuevos accesos a Sierra Nevada pero exigió que fuera sustituido con brevedad por una actuación que pudiera ejecutarse con relativa rapidez. Por los pasillos de la alcaldía deambulaba una atractiva idea que tenía un amplio respaldo en la comunidad educativa y científica pero que todavía era desconocida para el conjunto de la sociedad granadina. La ocasión la pintaban calva y esta ambiciosa iniciativa fue aprovechada por la nueva corporación encabezada por Jesús Quero para rescatar dicho proyecto y destinar el dinero inicialmente previsto para el 'puente perdido', -cerca de 1.000 millones de las antiguas pesetas-, a la realización de lo que sería la primera fase del Parque de las Ciencias.

El día que los actuales reyes inauguraron la cuarta fase del Parque de las Ciencias uno de los invitados al acto, al escuchar las explicaciones del director Ernesto Páramo a las autoridades sobre cómo se habían adquirido los terrenos para la ampliación que anteriormente albergaban una antigua vaquería, exclamó que eso explicaba que el Parque de las Ciencias fuera 'la leche'.

La última fase de ampliación del Parque de las Ciencias es la que le ha dado su configuración actual y la que la mayoría de sus visitantes ha conocido. Pero la historia es más amplia y arrancó en 1995 con unos 9.500 metros cuadrados, en el primer edificio que albergaba el Péndulo de Foucault, el Planetario, el Observatorio Astronómico, el pequeño Salón de Actos (ahora nos lo parece así, pero ha sido testigo de numerosas actividades) y las primeras salas de exposiciones. Entre las fases segunda y tercera culminadas en 1998 y 2001, se llegó a los 30.000 metros cuadrados de suelo ocupado, ampliándose los espacios exteriores, creándose el Mariposario y el lugar dedicado a las aves rapaces, la Torre de Observación, -convertido en otro de los iconos-, el edificio que alberga el Centro Andaluz de Medio Ambiente… y la carpa que ocupaba en las fiestas la Plaza del Carmen que fue reclamada y reciclada para la causa por los gestores del Parque.

La cuarta fase hizo llegar al Parque de las Ciencias en 2008 hasta los 70.000 metros cuadrados actuales. Con la nueva entrada a través de la Avenida de la Ciencia se inicia la visita a través del conocido como Macroscopio, un espectacular edificio que sus arquitectos definen como "una gran caja enigmática que se abre como los dedos de una mano desplegada". Está formado por un gran Hall de recepción, el magnífico Auditorio-Salón de Actos, nuevos y amplios pabellones de exposiciones temporales, el Pabellón de Al-Andalus y la Ciencia, el de la Cultura de la Prevención o la Galería Cultural. Todas estas incorporaciones han hecho del Parque de las Ciencias un equipamiento que ha multiplicado la capacidad de acogida de visitantes y ha permitido renovar y ampliar la oferta de actividades.

Al observador ajeno puede parecerle que el Parque de las Ciencias ha crecido porque ha ido bien pero en mi opinión es principalmente al revés: le ha ido bien porque ha ido creciendo y desarrollándose de manera sostenible y desde el principio se tuvo clara esta idea evolutiva. Otros como la Ciudad de las Ciencias de Valencia han hecho un gran monstruo del tirón y ahora sufren de elefantiasis y les cuesta moverse.

Desde el punto de vista urbanístico el Parque de las Ciencias, junto al Museo de la Memoria de Andalucía, y las sedes centrales de las entidades financieras de La General (hoy BMN) y La Rural de Granada, representan la imagen moderna de una ciudad que mira con un ojo a la 'ciudad vieja', rica en patrimonio histórico-artístico, (con el conjunto monumental de la Alhambra en lugar preferente y dominante), y con el otro hacia el macizo de Sierra Nevada abarcando una amplia, privilegiada y bella panorámica de la zona de cumbres, desde el Pico del Caballo, al sur y en el extremo oriental del macizo, hasta el Picón de Jérez, al norte y en el extremo occidental, pasando por los sobresalientes Picacho del Veleta, Mulhacén y Alcazaba.

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