Absuelto el policía local de Otura acusado de torturas a un detenido

La sentencia resalta la levedad de las lesiones del joven, consistentes en arañazos y un morado

El juicio se celebró la semana pasada en la sala de vistas de la Sección Segunda, en este edificio.
El juicio se celebró la semana pasada en la sala de vistas de la Sección Segunda, en este edificio.
Y. Huertas Granada

04 de febrero 2016 - 01:00

La Audiencia Provincial de Granada ha absuelto al policía local de Otura que la semana pasada fue enjuiciado por supuestas torturas a un detenido tras una riña en un pub, ocurrida en abril de 2012. Para el tribunal, "no se ha acreditado debidamente" que el agente acusado golpease a Francisco Javier M. tras enfundarse unos guantes reforzados, así como tampoco "que reflejase en el atestado elaborado circunstancia alguna que no obedeciese a lo realmente acontecido".

De este modo, el agente, que ha estado representado en el proceso por el abogado del Sindicato Independiente de Policía de Andalucía (SIP-AN), Domingo Domingo, queda libre de todo cargo. Del mismo modo, el fallo absuelve al joven que lo denunció, que inicialmente estaba acusado de un delito de atentado contra agente de la autoridad y se enfrentaba a un año y tres meses de cárcel, así como a una multa de 600 euros.

La sentencia, que puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo (TS), considera que el joven detenido, que compartió banquillo de los acusados con el policía, cometió en todo caso una falta, la cual estaría prescrita.

Sobre las presuntas torturas que se atribuían al agente, a quien la Fiscalía no acusaba, los magistrados recuerdan que la versión de la supuesta víctima fue "desmentida" por el otro policía local que estuvo presente en el lugar de los hechos, "entre otras razones porque, de haberla confirmado, se erigiría en encubridor de varios delitos".

Las lesiones que presentaba Francisco Javier M. además no se correspondían con las supuestas torturas que afirmaba haber recibido. De hecho, como resalta la resolución, el informe que emitió la propia doctora que asistió al joven reflejó "la levedad de las heridas apreciadas", que consistieron en un hematoma en la mejilla izquierda y unos arañazos en la sien, en el párpado de ese mismo lado y en el cuello del lado derecho. "Constituye esto -agrega el fallo- un escaso bagaje para ser el resultado de una agresión de las características descritas",

A la hora de absolver al funcionario policial, la Audiencia tiene en cuenta que sobre el denunciante pesaba la acusación de haber atentado contra el teórico autor de sus lesiones, a la vez que añade que "existen serias dudas sobre si fue o no aquél golpeado antes de la llegada de los agentes" por alguna de las personas que se encontraban todavía en el interior del local "o, incluso, en el transcurso de las maniobras necesarias para su detención". Esas personas, como prosigue el tribunal, "curiosamente" son las únicas que no fueron propuestas como testigos en el juicio por parte de la acusación particular ejercida por el joven, que pedía cuatro años y medio de prisión para el agente y diez de inhabilitación absoluta.

Lo único que considera probados la Audiencia es que Francisco Javier M., de 31 años, se encontraba sobre las 00:30 horas del 1 de abril de 2012 con su compañera sentimental y otras personas en las inmediaciones del Café Bar El Cubo de Otura. Había habido una disputa en el interior y la encargada estaba bajando la persiana de la puerta del local "para intentar poner fin" a la riña, en la que se había visto "involucrado" el joven.

El agente acusado y el otro policía local acudieron "alertados por las voces generadas por el alboroto". Iban ambos uniformados y llegaron "justo en el momento en que Francisco Javier M. empujaba fuertemente a su compañera sentimental". Uno de los policías interpretó que estaban riñendo, "lo que motivó que apartase a la mujer para evitar lo que pensaba que era una agresión". En este instante, Francisco Javier M., "muy alterado por lo sucedido antes en el establecimiento y por la cantidad de alcohol que previamente había ingerido, comenzó a insultar al agente, profiriendo expresiones no concretadas y forcejeando con la finalidad de lograr volver a entrar en el local, causándole al policía en eritema leve en el lado izquierdo del cuello".

A la vista de la actitud "renuente" de Francisco Javier M., los agentes policiales decidieron detenerlo. El joven trató entonces de impedirlo, siendo "necesario emplear la fuerza, llegando a caer al suelo, golpeándose en la cara e ignorándose con qué consecuencias".

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