Granada creará un laboratorio urbano sobre ciudades inteligentes
Se ubicará en el barrio de los periodistas, al lado del edificio del Cetic Asesorará a los municipios pequeños para convertirlos en smart cities y pondrá en contacto a empresas punteras del sector
Comencemos por el principio. ¿Sabe usted que es una smart city? Ocho de cada diez ciudadanos declaran tener cierto grado de familiaridad con el concepto de moda, aunque solo dos de cada diez dirían que su ciudad es inteligente o muy inteligente (hablamos de la ciudad, no de sus dirigentes).
Si hace unos años las ciudades se volcaron con las normas de calidad, o con las políticas medioambientales, hoy 'lo más' es estar embarcado en un proyecto de smart city o ciudad inteligente. El término anglosajón hace referencia a una ciudad que utiliza las tecnologías de la información y las comunicaciones para hacer que tanto su infraestructura como sus servicios públicos sean interactivos y eficientes. Es una ciudad comprometida con su entorno que mejora la calidad de vida de sus habitantes.
Granada decidió subirse a este tren el pasado año con un proyecto en el Albaicín que, bajo el nombre de 'Human Smart City', se propuso mejorar la accesibilidad y el conocimiento del barrio a través de las nuevas tecnologías. Y en ello está, merced a varias subvenciones millonarias que convertirán al barrio en un ensayo sobre el que poner sus ojos el resto del territorio nacional.
Aunque Granada es una de las ciudades noveles en estas lides, ayer fue la elegida para acoger la presentación de un informe realizado por la consultora Price Waterhouse que aglutina todo lo que hay que saber de las llamadas ciudades inteligentes. A la cita acudieron los alcaldes de Sevilla, Juan Espadas, Málaga, Francisco de la Torre y el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna que a su vez es el presidente de la red de ciudades inteligentes de España.
En la puesta en escena no hay que dejar escapar que los alcaldes que visitaron ayer la ciudad son los encargados de liderar el llamado eje andaluz, lo cual puede ser interpretado como un guiño a la ciudad.
Aprovechando la tesitura, Granada hizo pública ayer su intención de poner en marcha antes del verano uno de sus proyectos más ambiciosos: la creación de un hub sobre smart business. Traducción: un centro tecnológico desde el que se ayudará y asesorará a los pueblos pequeños para que se conviertan en ciudades inteligentes. Una suerte de laboratorio urbano que pondrá en contacto a empresas que trabajen en el sector de las smart cities con las administraciones. La intención del Ayuntamiento es que este centro sea un referente andaluz e incluso nacional desde donde casar la oferta con la demanda tecnológica. Estará ubicado en el barrio de los periodistas, al lado del edificio Cetic, el centro de empresas TIC de la Universidad de Granada.
En la misma línea Granada pasará a formar parte de la Fundación Fireware de Telefónica cuyo objetivo es desarrollar el internet de las cosas.
"La filosofía de las smart cities es sumar, no pensar que los proyectos son 'míos'. Málaga, Granada y Sevilla no son competencia son complementarias. Málaga está trabajando mucho en movilidad y transporte y en Granada nos hemos centrado en nuestra fortaleza patrimonial, de forma que con la participación de los vecinos consigamos hacer una ciudad más inteligente", apuntaba el concejal responsable del área de Smart City, Francisco Ledesma.
Ledesma cree que implantar un proyecto de este tipo requiere pleno convencimiento del Ayuntamiento, ya que es necesario que todas las áreas cambien su mentalidad laboral. Es además fundamental contar con la colaboración privada para ser más efectivos. Uno de los retos de los municipios es conjugar la tecnología existente, la demanda real de los ciudadanos, el interés y el modelo de funcionamiento de las administraciones y la inversión. Si no se coloca al ciudadano en el centro de todo y no se le aporta valor con servicios mejores y más baratos, solo se desarrollarán ciudades tecnológicas, pero no inteligentes... ni siquiera listas.
Los ayuntamientos están gestionando sus respectivas áreas de forma vertical, independiente y, en muchos casos, inconexa. Por un lado va la política medioambiental, por otro la urbanística, la comercial... Una ciudad inteligente en si tiene que horizontalizar esa gestión, es decir, dejar de gestionar servicios aislados y hacerlo como un todo.
Más allá de 'modas' es conveniente subirse al tren de las ciudades inteligentes cuanto antes puesto que, además de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, el concepto es capaz de generar economía y nuevos modelos de negocio, lo que se traduce en dinero. Europa ya ha empezado a gastar menos dinero en cemento y más en I+D.
"Hay que generar laboratorios urbanos en las ciudades, poner toda esa información a disposición de los sectores empresariales y generar beneficios fiscales para las empresas", apuntaba Íñigo de la Serna, en su visita a Granada, y pidió a los ayuntamientos que no piensen exclusivamente en las personas (aunque obviamente ésta es la tarea fundamental de una administración local). "Esa es una visión anacrónica, no hay que perder de vista que la tecnología permite mejorar los servicios sociales, ayudar a la teleasistencia y mejorar los programas de salud".
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