El karma se viste de colores
La 'Holi Run' reúne a 8.000 participantes de todas las edades pese al mal tiempo Ningún incidente en una fiesta con música y sin alcohol dentro del botellódromo
El karma es, según algunas religiones de la India, una energía trascendente que se deriva de los actos y condiciona cada una de las sucesivas reencarnaciones, con el objetivo de alcanzar la perfección. Este silogismo señala que si uno se porta bien, las cosas irán viniendo rodadas, pero si por el contrario actúa de mala fe, este comportamiento se acabará volviendo en su contra. La ciudad de Granada, tras ocho primaveras seguidas perdida en un mar de alcohol con epicentro en el botellódromo, ha abierto los ojos y comprendido que tenía 'la fórmula de la Coca-Cola' más cerca de lo que pensaba. Con multiplicar los efectivos policiales, vallar el recinto y organizar una fiesta de colores era suficiente. Esta abjuración ha salido a pedir de boca, pues la alternativa de la Holi Run (leído joli ran) se ha configurado como una manera eficaz de ganar la guerra al botellón después de acoger ayer a 8.000 personas de todas las edades, desde carros de bebé hasta jubilados con ropa deportiva, que desafiaron a la amenaza de lluvia para pintarse de arriba a abajo y saltar al ritmo de la música festiva que atronó por los altavoces hasta las once de la noche.
Es decir, que por primera vez en nueve años, los vecinos de Arabial han podido recibir la primavera disfrutando del descanso y de la limpieza de sus calles, y las únicas que han sufrido en esta ocasión han sido las lavadoras de los participantes de la Holi Run, que desde ayer dan vueltas para eliminar a duras penas las secuelas de la fiesta de colores. Y es que, entre los miles de asistentes, ninguno pudo evitar los cañones de polvo de color que pintaron las calles de la ciudad en un día plomizo y en el que cayeron algunas gotas sin enturbiar la fiesta que transcurrió sin ningún incidente destacable y sin rastro del alcohol como sucedía otrora.
Flotadores, pelucas, crestas de cyberpunk, tutús, gafas de colores, disfraces y hasta patinetes. Cualquier atuendo simpático sirvió a los participantes de la Holi Run para poner todavía más color a una fiesta que se basa precisamente en eso. De esta guisa, recorrieron los cinco kilómetros con salida desde el botellódromo en dirección Chana y vuelta a donde empezó. Un recorrido en el que los participantes tuvieron que pasar por cinco arcos de colores-Holi Blitz- situados estratégicamente donde se esturreó polvo de colores y brillantina para regocijo de los espectadores que vieron la carrera desde la aceras a riesgo de ponerse perdidos en medio del desmadre.
El portavoz del equipo de gobierno local, Juan García Montero, que participó del evento ataviado con un chándal por si caía mucha 'pringue' aseguró que esta prueba deportiva "ha colmado todas las previsiones, ya que se ha completado el cupo de participantes previsto por la organización". Junto a García Montero, estuvo la concejal de Protección Ciudadana y Movilidad del Ayuntamiento de Granada, María Francés, quien confirmó que la noche del pasado viernes fue "tranquila" y "no se han producido botellones", tras permanecer el botellódromo vallado, además de mostrar su satisfacción por el éxito de la Holi Run. Un triunfo que compartieron también Luis Salvador y Manuel Olivares, de Ciudadanos, a los que se pudo ver en el escenario antes de la salida de la carrera.
Color, color y más color fue el resumen de una fiesta que puso el punto final a las once después de horas de música con pinchadiscos en directo y con unas barras dentro del botellódromo en las que sólo se ofrecieron comida y refrescos. El Holi, ritual de origen hinduista que da la bienvenida a la primavera tiñendo de color las calles de India, Guyana y Nepal, ha superado la primera prueba en la lucha de la capital contra el botellón. La primera de muchas batallas en busca de un karma positivo.
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