El Albaicín lanza un decálogo para aumentar la protección del distrito

Urbanismo retomará en septiembre el Plan Albaicín La capital pretende equilibrar la actividad turística con la vida de los vecinos en un proyecto marcado por la participación

L. Mingorance

27 de julio 2016 - 14:06

De nada le sirve al Albaicín ser la niña bonita de Granada. Pasan los meses, pasan los años, y este distrito que alberga dos de los barrios más bellos de la capital, Albaicín y Sacromonte, continúa a la espera de un plan de acción que devuelva el equilibrio entre la actividad turística y la vida de los vecinos a la zona. Un logro que el concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Granada, Miguel Ángel Fernández Madrid, se ha propuesto llevar a cabo bajo la supervisión de la Junta de Andalucía y con la colaboración de los propios vecinos. Los que cada día sufren el caos del tráfico, la falta de autobuses, las despedidas de soltería, las pintadas, la ocupación de las cuevas de San Miguel o las basuras incontroladas que salpican las calles de una zona histórica de Granada.

Para ello, lo primero que ha hecho el edil ha sido encargar a dos técnicos del área de Urbanismo que recopilen toda la información en torno al Plan Albaicín. "Hay que ver en qué punto estamos para empezar a trabajar y retomar las conversaciones con la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía para después, abrir un proceso de participación ciudadana", destacó el edil, que conoce en profundidad los desecuentros del anterior equipo de Gobierno con la Junta que fulminaron la aprobación de un nuevo plan de actuación. "Parece que los puntos más problemáticos que impidieron el acuerdo se centran en la movilidad del propio distrito, la peatonalización de la Carrera del Darro o la existencia de múltiples áreas de intervención", destacó ayer el edil, que también recordó cómo el PP intentó remodelar las normas urbanísticas que regulan el PEPRI consiguiendo un enorme rechazo. "Nuestro modelo es claro. Queremos una fórmula que defienda el uso residencial del barrio, que encuentre un equilibrio entre los hosteleros con la parte residencial a la que le faltan equipamientos", destaca Fernández Madrid, que espera que el informe esté listo para septiembre. Este mes se dará el pistoletazo de salida para emprender un nuevo plan que favorezca a todos y cuente con el apoyo de la administración autonómica pero también de los grupos municipales.

Mientras llega ese momento, la asociación de vecinos del Bajo Albaicín ha presentado un decálogo de medidas para mejorar los barrios Albaicín y Sacromonte. Un documento que repasa las necesidades en materia de movilidad, participación, gestión o equipamientos para transformar los barrios. En primer lugar, el decálogo pide a todas las administraciones públicas que cumplan con las obligaciones que les confiere la ley y se comprometan con sus necesidades. En concreto, el punto uno aborda el modelo de barrio que "debe basarse en la idea de que ambos -Albaicín y Sacromonte- son patrimoniales y vivos. Esto quiere decir que "la conservación, restauración y puesta en valor del patrimonio arquitectónico, urbano y paisajístico va indisolublemente unido al mantenimiento de la población estable de vecinos", destacan desde la asociación.

Por otra parte, inciden en la necesaria participación: "Los barrios los construyen los vecinos. Son éstos quienes mejor los conocen y en el caso del Albaicín y Sacromonte es aún más cierto dadas sus peculiares características y diferencias respecto al resto de la ciudad". Por este motivo, defienden una participación real, directa y efectiva "para que las nuevas propuestas se articulen de manera transparente y consensuada". Respecto a la planificación, el decálogo contempla la necesidad "imperante y tal y como recoge la ley de la elaboración y aprobación del plan de protección para estos barrios, el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Albaicín y Sacromonte pues es el marco normativo imprescindible para la regulación, control y potenciación de la actividad urbanística y edificatoria", expresan.

En cuanto a la gestión, abogan por la creación de un órgano de gestión propio directo y cercano capaz de responder adecuadamente a las necesidades vecinales así como a las exigencias de conservación. Un instrumento que deberá tener capacidad ejecutiva, estatutos, funciones y competencias tales que "ejerza una función transversal capaz de incorporar la participación ciudadana y coordinar las propias áreas" municipales con las instituciones.

Los vecinos también han reclamado medidas concretas para mejorar los servicios básicos así como la regulación del servicio de recogida de basuras, la mejora de la movilidad, que debe entenderse "de manera integral" o la ampliación de equipamientos y espacios públicos para lograr que sigan siendo barrios vivos.

Por último, los puntos ocho, nueve y diez, hacen referencia a la necesidad de fomentar una economía productiva, mejorar el paisaje urbano y patrimonio y la convivencia. Aunque el decálogo destaca que la industria turística es importante, recuerda que no es la única. Así, manifiesta la importancia de incentivar otras actividades como la industria artesana, cultural, de conocimiento o las nuevas tecnologías. Por otra parte, recuerda la importancia del paisaje urbano y el patrimonio, que sin embargo reciben diariamente constantes agresiones. El cableado aéreo, los toldos, los cerramientos plásticos, las construcciones ilegales o el patrimonio abandonado son solo alguno de los problemas. Sobre la convivencia, destacan que los mayores problemas se generan durante la noche como consecuencia del impacto del turismo y el ocio nocturno en el descanso de los vecinos. "Este disfrute se debe hacer desde el respeto a sus habitantes", destaca este decálogo que pone los puntos sobre las íes en un distrito que ha permanecido a la deriva durante los últimos años.

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