Fallece Raimundo Pérez, el creador de las tortas Maritoñi
Los empresarios granadinos resumen su trayectoria en tres palabras: "Trabajo, honradez y dedicación" y aseguran que es "un espejo para los más jóvenes"
En la tarde de ayer Granada perdía a uno de sus empresarios más queridos, Raimundo Pérez Rodríguez, el creador de las famosísimas tortas Maritoñi. Gerardo Cuerva, presidente de la Confederación Granadina de Empresarios, resume su trayectoria en tres palabras: "Trabajo, honradez y dedicación".
Toda una institución en la sociedad granadina, los residentes de Zaidín-Vergeles, donde estuvo afincada su empresa durante décadas, lo definen como "una persona muy querida en el barrio", en palabras del presidente de la Asociación de Vecinos, Antonio Ruiz, quien señala que durante muchos años colaboró en la celebración de las fiestas subvencionando la tradicional merienda de mayores.
También estuvo vinculado al mundo del deporte granadino, donde fue patrocinador del Granada CF y del Granada 74.
Pero además de esas facetas más 'populares', Gerardo Cuerva recuerda que fue "un hombre hecho a sí mismo", que logró crear un negocio de pastelería industrial que da trabajo en la actualidad a 40 empleados a partir de un pequeño obrador de barrio. "Es un espejo en el que tienen que mirarse los empresarios más jóvenes. Consiguió montar algo así desde la nada. Al empresariado granadino sólo nos queda mandar un fuerte abrazo a la familia".
Allá por el año 1945 empezó a trabajar en el ramo de la pastelería artesanal con un pequeño local alquilado en la calle Santa Lucía. Fue en este establecimiento donde gestó la famosa torta que da nombre al negocio y que, a su vez, lo toma de la primogénita de Raimundo Pérez, María Antonia.
Ella, como su hermano Raimundo, trabajan en Maritoñi. Además, el pastelero tiene otra hija, María Angustias, y cuatro nietos.
A consecuencia del éxito, la empresa se vio obligada a trasladarse a la calle San Pedro Mártir, un lugar de paso ya que en el año 1963 creó la nueva fábrica en la calle Agustín Lara, en Los Vergeles, con 2.500 metros cuadrados construidos y unos medios técnicos punteros en aquella época.
Durante aproximadamente 30 años la empresa mantuvo sus instalaciones allí, hasta que en 1992 se instaló en el Polígono Tecnológico de Ogíjares, donde continúa realizando su actividad actualmente.
A lo largo de este medio siglo, la empresa ha ido incorporando a sus instalaciones la maquinaria necesaria para poder atender la demanda del mercado sin que ello suponga una merma en la calidad artesana de la producción. Además, Raimundo Pérez siguió conservando la rama de pastelería artesanal y cultivó también la de bollería.
Rafael Martín, administrador de Maritoñi, rememora que hasta mediados de agosto, a pesar de su jubilación, el pastelero siguió visitando su fábrica hasta que se lo impidió definitivamente la larga enfermedad que ayer acabó con su vida.
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