Sierra Nevada lanza un SOS
El macizo granadino ya nota los efectos del cambio global: hay especies en peligro, plantas que florecen antes y aves que no emigran · Pero los expertos afirman que las peores consecuencias se vivirán abajo
Se suele decir que cuando Wall Street se resfría, la economía mundial estornuda. El dicho se puede aplicar a Sierra Nevada y Granada. Si la primera lo pasa mal, la que realmente sufre es la segunda. Y eso es lo que está pasando cada vez con más frecuencia, como consecuencia de lo que al principio se llamó cambio climático, a secas, y ahora, a la vista de que el problema es mucho más profundo, se define directamente como cambio global.
Las perspectivas de futuro no son favorables. Aunque en Copenhague se acuerde una drástica reducción de las cuotas de emisión de gases, el daño ya está hecho y los deteriorados ecosistemas tardarían mucho en recuperarse.
En Sierra Nevada funciona un observatorio permanente del cambio climático. Es, según los expertos, un sitio ideal para hacerlo porque en centenares de metros se pueden encontrar terrenos que normalmente están separados entre sí por miles de kilómetros. Allí se pasa, casi sin solución de continuidad, de los suelos semiáridos a la nieve; del clima Mediterráneo a otro más propio de Dinamarca.
"Es un terreno de juego de incalculable valor a la hora de investigar", resume el director del Parque Nacional de Sierra Nevada, Javier Sánchez, que confirma que las consecuencias del cambio global "ya se están notando" y que, dada la situación, lo más apropiado va a ser "adaptarse a las nuevas circunstancias", visto que cambiarlas es casi imposible.
Aunque, en realidad, el diagnóstico no es tan grave para la propia sierra como para su amplísimo entorno. Sí es cierto que allí arriba existen algunas especies de plantas ártico-alpinas que podrían desaparecer, pero es improbable que eso suceda a corto plazo. Lo más seguro es que se adapten y que lo hagan, podría decirse, escalando.
"Cuando cambian las condiciones climatológicas, las especies que necesitan de más frío para sobrevivir tienden a ir más arriba. Si ese cambio, como sucede ahora, es muy rápido, no les queda más remedio que la migración. Es un proceso raro pero que se está dando. Y es posible que llegue un momento en que algunas no resistan porque no se darán las condiciones para que resistan", explica.
Hay más consecuencias que ya se notan: por un lado, las plagas de procesionarias, un insecto lepidóptero que afecta a los pinos silvestres, atacan cada vez antes y a menor altura. Algunas plantas están floreciendo en otoño. Hay mariposas que han salido de su periodo de hibernación en diciembre. Y ciertas aves migratorias retrasan su salida hacia lugares más cálidos por la sencilla razón de que aquí ya están bastante calentitas. De hecho, según señala Regino Zamora, coordinador científico del observatorio, algunas ni se van. "Hay milanos, cigüeñas y algunas especies africanas que, como los inviernos ya no son tan duros, se quedan".
Todo lo anterior puede ser anecdótico, pero no es necesariamente grave. Sierra Nevada, como describe Zamora, es "una montaña muy grande, un espacio natural de 180.000 hectáreas, lo cual juega a su favor. Algunas especies se adaptarán mejor y otras, las que más se asocian al frío y el agua, pues lo llevarán peor. Pero los perjudicados seremos nosotros", expone.
Hay un porqué evidente: cada vez nieva menos. Es cierto que el año pasado hubo abundancia de precipitaciones, pero la propensión es que ocurra lo contrario. "Los meteorólogos distinguen entre anomalía y tendencia, y parece claro que lo del año pasado fue una anomalía y que lo que se va a dar cada vez con más frecuencia es lo de éste", prosigue Regino Zamora, que recuerda que el observatorio está haciendo un estudio retrospectivo sobre la presencia de nieve en las cumbres granadinas que abarca desde los años sesenta y que constata esa tendencia regresiva.
Los efectos de esa escasez son numerosos y preocupantes. De Sierra Nevada parten ríos que van al Mediterráneo (como el Guadalfeo), algunos otros que llevan agua al Altiplano y, sobre todo, varios ríos, como el Genil, que nutren a la cuenca del Guadalquivir. De hecho, Sierra Nevada y Cazorla son los dos principales nutrientes del primer elemento fluvial de Andalucía, cuyo papel ecológico es incuestionable por muchísimos motivos. En resumen, que la sierra es una suerte de embalse para la región. Si se seca, mal asunto. / LAS FOTOS DEL CERNÍCALO, LA MARIPOSA Y LA FLOR HAN SIDO CEDIDAS POR JORGE GARZÓN / 'AL NATURAL'. COPYRIGHT 2009.
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