En 1925 aparecieron las 70 tumbas vacías de los reyes en la Alhambra

Las excavaciones de la autovía de la Costa, en 2001, demostraron que buena parte de los emires y sus familias habían sido arrambladas cuando se construyó la circunvalación de Mondújar en 1988

Gabriel Pozo Felguera / Granada

06 de septiembre 2010 - 08:20

Las sepulturas de los reyes de Granada en Mondújar quedaron en el olvido durante siglos; sólo la leyenda de los viejos del lugar recordaban que entre la rábita (posterior iglesia) y el Cerrillo habían sido enterrados los reyes de la Alhambra. No volveremos a tener noticia del panteón real nazarita en la Alhambra y su posterior traslado a Mondújar hasta el año 1897.

La vieja rawda alhambreña fue modificada en el siglo XVI por las obras del Palacio de Carlos V y parte de su solar dedicado a casa del cura de la iglesia de Santa María de la Alhambra. En aquella fecha decimonónica, el arquitecto conservador Mariano Contreras redescubrió la rawda al derribar un cobertizo anexo al Palacio de Carlos V. Incluso Manuel Gómez Moreno, en su Guía de Granada de 1892, incluyó referencia a que habían aparecido cuatro tumbas de reyes moros.

70 tumbas de reyes

Fue otro arquitecto conservador de la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás, quien en 1925 inició unos trabajos de restauración en la rawda nazarí con un resultado sorprendente: localizó más de 70 tumbas vacías. Eran sin duda las fosas que un día ocuparon los monarcas nazaríes y sus familiares; también había otras próximas, pero con algunos cadáveres dentro. La memoria de aquella excavación de Torres Balbás dice lo siguiente: "... En ninguna encontráronse huesos, lo que prueba que la traslación de los restos a Mondújar fue cuidadosa".

Fuera de este recinto, aunque próximo a él, nos dio noticias Torres Balbás de la aparición de otras muchas sepulturas, que sí contenían huesos, que debieron corresponder a personas ajenas a la familia real o de no tan alta alcurnia "… y por ello no se transportaron sus restos a Mondújar, o se hizo con poca atención".

Se contaron 22 los reyes que tuvo el Reino de Granada entre 1237 y 1492, pero no todos ellos fueron a dar con sus huesos a la rawda real. Se sabe que este panteón real comenzó a funcionar a partir de la muerte de Ismail I (1325); se tiene referencia a que sus cuatro antecesores (Muhammad I, Muhammad II, Muhammad III y Nazar) fueron enterrados en otra rawda que había en el monte de la Assabica, frente a la Alhambra, en lo que hoy es el Carmen de los Mártires; también se tiene referencia de que Muhammad V, Yusuf II y Yusuf III fueron enterrados en otro cementerio en la zona del Generalife. Pero nunca se han encontrado sus modestas moradas fúnebres. Así nos lo cuenta, en parte, Ibn Al-Jatib en su Historia de los Reyes de la Alhambra, quien las vio personalmente y anotó las inscripciones de sus macabrillas. Es seguro que los dos últimos reyes de Granada tampoco fueron enterrados en la Alhambra. Muley Hacén se retiró al castillo de Mondújar hacia 1485, tras ser destronado por su hijo Boabdil; su muerte ocurrió hacia 1487 y sobre su lugar de enterramiento se barajan dos lugares: Mondújar y Salobreña (la supuesta tumba en la cima del monte Mulhacén es sólo una leyenda). Y, por supuesto, tampoco Boabdil yace enterrado en lugar alguno de Al-Andalus.

Restos removidos en 1988

Hasta ahora hemos comprobado, a través de fuentes escritas y de las excavaciones de Torres Balbás, que la mayor parte de la dinastía nazarita estuvo enterrada en la Alhambra hasta 1491, desenterrados sus restos a finales de ese año y vueltos a enterrar en Mondújar. El olvidado macáber real de Mondújar había pasado a ser campo de cultivo durante casi cinco siglos. Se hacía necesaria una intervención de tipo arqueológico para comprobar fehacientemente la veracidad de las fuentes escritas.

La oportunidad llegó a comienzos del siglo XXI. Con motivo de la construcción de la autovía Granada-Motril, las referencias históricas obligaron a efectuar una intervención arqueológica previa que, en este caso, corrió a cargo de Ángel Rodríguez Aguilera y Sonia Bordes. El resultado de su informe está depositado en la Delegación de Cultura.

Lo primero que comprobaron los arqueólogos al acotar la zona fue que el macáber musulmán de Mondújar ya había sido removido con anterioridad, concretamente durante las obras de construcción de la vieja carretera de circunvalación del pueblo. Este hecho había ocurrido en 1988, sin que tengamos noticia de que dicha obra se hiciera con la presencia de arqueólogo o con medidas de tipo cautelar similares. Antes de comenzar la excavación de 2001 se apreciaban tumbas cortadas en el talud superior de la carretera y huesos esparcidos por la cuneta (hay una extensa colección fotográfica de ello).

Aquel detallado proceso arqueológico arrojó resultados sorprendentes que venían a confirmar Mondújar como lugar de enterramiento de los reyes de Granada. El primero de ellos fue hallar una complejidad funeraria sin precedentes, muestra seguramente de la influencia que introdujo en su entorno el sistema alhambreño de enterramiento; asimismo, se comprobó una colmatación de este macáber en los años finales del XV, como si de pronto muchas otras personas hubiesen deseado ser enterradas junto a las tumbas reales. Esta práctica se mantuvo hasta los primeros años del siglo XVI, en que fue clausurado el cementerio mudéjar y abierto otro en la zona de Torna Alta en calidad de comunidad morisca o criptomusulmana. En este último caso, el sistema de enterramiento fue totalmente distinto y de unos ritos musulmanes decadentes.

Para el arqueólogo Ángel Rodríguez Aguilera, queda clara la similitud en los sistemas de enterramiento entre la rawda de la Alhambra y el macáber musulmán del Cerrillo de Mondújar. En 2002 fue excavada la zona alta de lo que había sido el cementerio, pero la parte baja, la más cercana a la antigua mezquita y seguramente la parte noble donde fueron enterrados la mayoría de los reyes de Granada (Moraima reposó inmediatamente detrás de la mezquita), había desaparecido por completo en los movimientos de tierra de 1988. No se pudo profundizar en la investigación de campo: los huesos y las makabrillas estaban ya en el vertedero de tierra.

Tumbas intactas

Aun así, fueron escavadas casi 70 sepulturas con resultados dispares y sorprendentes. Todas ellas estaban intactas, jamás en cinco siglos habían sido abiertas hasta entonces. Las había con cadáveres completos, un grupo de tumbas pequeñas con los huesos apilados, tumbas infantiles y bastantes tumbas no albergaban cadáver alguno. ¿Qué podría haber ocurrido?

Lo más inmediato era pensar que los enterradores habían puesto en práctica la ancestral costumbre musulmana de abrir fosas paralelas para enterrar los delitos del difunto, justo al lado de su tumba. Pero este hecho no es muy probable pues en aquella época ya había caído en desuso aquel rito arábigo. El hecho de que aparecieran bastantes tumbas vacías hacía sospechar que Boabdil retrasladó en secreto los cadáveres de sus ascendientes hasta Marruecos al partir en 1493. En su informe, Rodríguez Aguilera estudia tres posibilidades para explicar el misterio de las tumbas reales de Mondújar: primero, que estuvieran ocupadas y los restos se hubieran visto afectados por algún tipo de reacción química que los hubiera deshecho; que estuvieran ocupadas y hubieran sido retrasladadas posteriormente; y que nunca hubieran estado ocupadas y todo hubiera sido una simulación.

La primera de las hipótesis se descarta "pues el relleno de la fosa es el mismo que el de otras tumbas que sí conservan restos humanos, por lo que la posibilidad de una descomposición por la acidez del suelo no tiene fundamento". En cuanto a la segunda hipótesis, los arqueólogos procedieron a cribar la tierra del interior y someterla a analítica y llegaron a la conclusión de que había indicios de que aquellos huesos estuvieron enterrados anteriormente en otro lugar. La tercera posibilidad tampoco es descartable en algunas tumbas.

En esta excavación aparecieron también restos de la rábita Alcana mencionada por las fuentes escritas, alrededor de la cual fueron depositados los huesos traídos desde la rawda de la Alhambra a finales de 1491; este hecho ratificaría que estábamos, sin duda, ante las tumbas de los reyes nazaritas.

Bajo el asfalto de la autovía

A partir de aquí nos movemos en el terreno de las conjeturas, con "dudas razonables" y "certezas demostrables". No parece muy probable que Boabdil acudiese en verano de 1493 a dar sepultura a su esposa Moraima en Mondújar y, sólo un mes después, volviese a desenterrarla a ella y a todos sus antepasados para llevárselos consigo a Fez. Es poco verosímil; no se tiene ninguna referencia escrita de que Boabdil volviera nunca más a Mondújar y mucho menos de que lo hiciera para desenterrar tantos cadáveres y dejar las fosas selladas de manera tan perfecta. En la memoria y en los documentos de Mondújar, de la Inquisición y de la Alhambra quedaron siempre referencias de sus vecinos a que allí estaban enterrados los reyes moros de Granada. Jamás nadie mencionó un nuevo desentierro y traslado. Tampoco en los documentos que Pedro de Zafra y Gonzalo Fernández de Córdoba, encargados por los Reyes Católicos de supervisar el paso de Boabdil a África, mencionan que se llevara a sus antepasados muertos, cuando sí existe una completa relaciones de navíos, personas, bienes, etc. que se llevó consigo en su exilio definitivo.

¿Qué pudo ocurrir entonces? ¿Dónde están los restos de la dinastía nazarita? Cuando se iniciaron las excavaciones de la autovía Granada-Motril, quien esto suscribe conversó con personas que trabajaron en el movimiento de tierras de 1988; dos de ellos afirmaron que solía ser frecuente ver huesos en las zonas de relleno de los taludes de aquella primera carretera de circunvalación de Mondújar. Al comenzar las obras de la autovía (2003) ya estaba hecho el daño en el cementerio de los reyes nazaritas de Mondújar; había sido removida la zona más importante, donde seguramente permanecieron olvidados durante cinco siglos la mayoría de emires y sus familiares. Es macabro y duro pensarlo, pero es bastante factible, más que probable, que buena parte de la dinastía nazarita repose olvidada para siempre bajo el asfalto de la autovía de Motril.

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