En clase: el ordenador y punto

El instituto Alfaguara de Loja se prepara para utilizar libros de texto y materiales en soporte digital, una iniciativa que se experimenta este curso en diez centros de Granada

Alumnos trabajando en clase con los portátiles que ha repartido la Junta de Andalucía.
Alumnos trabajando en clase con los portátiles que ha repartido la Junta de Andalucía.
A. Beauchy / Granada

14 de noviembre 2010 - 01:00

Con las pizarras digitales embaladas a la entrada, el instituto Alfaguara de Loja se dispone a poner en marcha uno de los proyectos más revolucionarios del sistema educativo español y que pondrá fin a los libros de texto en papel en apenas cuatro años. Éste es uno de los cinco institutos de la provincia de Granada escogidos por la Junta para experimentar con los libros digitales, un proyecto piloto que se desarrollará a partir de diciembre.

Durante seis meses, una veintena de profesores del Alfaguara irán introduciendo el nuevo soporte a sus alumnos de primero de Secundaria y, si todo va bien, en un par de años habrán cambiado las fuentes tradicionales de todas las materias por las que ofrece las nuevas tecnologías de la información.

Pero este camino no va a ser fácil y el director del centro, Rafael Valero, así lo hace saber. Para empezar, para mañana ya deben tener claro la modalidad de aplicación del proyecto que van a escoger, con la editorial correspondiente, y el profesorado tiene que formarse para cambiar el sistema de enseñanza. Además del idioma, que algunos docentes están perfeccionando en la Escuela Oficial de Idiomas, el profesorado va a recibir una formación de informática en el mismo instituto.

Los centros-piloto tienen de plazo hasta mañana 15 de noviembre para escoger la modalidad del proyecto de digitalización.

La Consejería de Educación ofrece tres vías: el libro digital, que permite al propio centro escoger el libro de texto en soporte digital para al menos tres materias; la modalidad de coexistencia, en la que convivirá el libro digital con el material básico impreso, dejando en manos de las editoriales el suministro de los textos digitales en soportes físicos off line; y por último, que el propio centro elabore su propio material curricular para el aprendizaje del alumnado en formato digital, sin que tengan que conectarse a internet.

"Todavía tenemos dudas, pero creo que vamos a optar por la opción on line, que nos permitiría el acceso a un servidor externo de internet", explica Valero.

Esta opción tiene algunos inconvenientes: no todo el alumnado tiene conexión en casa a internet y el ancho de banda del centro (1 mega) es muy bajo.

Además del centenar de alumnos de primero, el Alfaguara tiene 80 equipos de dotación por ser centro TIC, el carrito con portátiles y todos los ordenadores que hay en los departamentos. "Pensamos que para llevar a cabo un proyecto así -continúa el director-, el ancho de banda que tenemos podría quedarse corto".

Educación está intentando negociar con Telefónica una licitación para ampliar el ancho de banda de sus centros educativos piloto que podría acabar con este problema, pero todavía no hay nada en firme.

Al igual que en Cataluña, donde 40 editoriales ofrecen ya sus paquetes digitales educativos a los centros de enseñanza, en Andalucía algunas ya han empezado a sondear el mercado. Velasco asegura que ya ha recibido la visita de comerciales de al menos tres de ellas: Digital Text, Vicens Vives y Anaya.

"Nos proponen dejar sus plataformas con los libros y materiales digitales en nuestros servidores internos para poder acceder sin necesidad de conectarnos a internet", detalla Valero, para quien su máxima preocupación es lo que podría pasar si el sistema de conexión a internet falla. "Si los contenidos nos lo dejan en el servidor mejor", añade.

Digital Text, por ejemplo, les ha ofrecido todas las materias digitalizadas (en primero hay 9 asignaturas) para cada alumno y año por 30 euros. "Esta oferta es la mitad de lo que gastamos en libros en papel", matiza Valero.

Por su parte, Vicens Vives les cobraría 5 euros por asignatura digitalizada para cada alumno y año. Cada departamento decidirá que editorial le conviene más, aunque la última palabra la tendrá Educación, que tratará de llegar a acuerdos autonómicos para abaratar costes.

Las posibilidades que se les abre con la digitalización de los contenidos es enorme. El propio director del centro, como docente de Física y Química, reconoce que el abanico es inmenso. "Imagínate lo que es explicar la cinemática o las fuerzas para un adolescente, por muchos dibujos que yo les haga, siempre será más didáctico ponerles un vídeo con interacciones", dice Valero. Y en el caso de Historia, por ejemplo, podrá llevar a toda una clase al interior de un museo con una visita virtual explicada paso a paso y sin que los alumnos se muevan de sus asientos.

stats