El gerente de Rober deja la empresa tras una ola de conflictos y presiones

Esta es la versión oficial de Guillermo Robles: "Dejo la empresa porque he decidido comenzar una nueva etapa en mi vida y cumplir una serie de objetivos personales que he dejado de lado durante los últimos 20 años". Y esta es la versión extraoficial: "El malestar general de la dirección general, aumentado en parte por el descontento del equipo de Gobierno, han motivado el cese fulminante del que ha sido el gerente de la empresa del transporte urbano de Granada".

La posibilidad de que rodaran cabezas en el consejo de dirección de Rober sobrevolaba la empresa desde hace unos meses pero fue la noche del pasado jueves cuando la decisión quedo cerrada. Se celebraba un encuentro de la cúpula directiva y el malestar con la gestión llevada a cabo por Robles durante los últimos tiempos quedó refrendada con su salida. Ayer mismo, el propio Robles comunicó a parte de la empresa, entre ellos a los miembros del comité, su marcha. "Se veía afectado pero nos comentó que abandonaba por voluntad propia", explican desde este órgano. Los portavoces de los trabajadores no quieren pronunciarse al respecto pero dejan un atisbo de duda de que su salida haya sido tan sencilla y de motu propio.

Por su parte, el Ayuntamiento se lava las manos. El concejal de Movilidad, José Manuel García Nieto, apunta que lo único que quiere es que la empresa funcione bien y dice que ha sido una decisión personal en la que el Ayuntamiento no ha tenido nada que ver. "No es nuestra competencia cesar o no a nadie de una empresa". Eso sí, no oculta que durante los últimos meses los desencuentros entre el Consistorio y la concesionaria han sido frecuentes. "Hasta el propio alcalde se manifestó al respecto poniendo sobre la mesa la posibilidad de rescatar la concesión", recuerda García Nieto.

En eso no se equivoca nadie y, probablemente, sea la razón real de la marcha de Robles de la empresa de Transportes Rober. Los últimos meses se pueden tildar de nefastos para el gerente de Rober. Los trabajadores se tiraron a la calle ante una serie de movimientos empresariales que retiraban del servicio a líneas de Rober para dárselas a la subcontrata Alhambra Bus, entre ellas la del Fargue. Reclamando sus derechos hicieron una serie de paros parciales que afectaron directamente a la vida diaria de los ciudadanos y que suscitaron numerosas quejas. Además, la empresa tuvo que asumir el recorte de 1,5 millones del canon anual que aportaba el Ayuntamiento, que por otro lado, le debe 22 millones. Robles tardó 5 meses en resolver el conflicto -de una manera que no contentó a ninguna de las partes- y las consecuencias han sido claras.