Literatura
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Las Sultanas de la Alhambra, de Bárbara Boloix, rescata del olvido a las mujeres de la dinastía nazarí desde el siglo XIII hasta más allá del XV y pone de manifiesto que, pese a haber estado "en la sombra", tuvieron en algunos casos protagonismo en la política y llegaron incluso a tomar las riendas del poder.
Este trabajo, que supone el primer estudio dedicado única y exclusivamente a las mujeres de ese período histórico, fue presentado ayer en el monumento granadino, donde se hizo un recorrido por algunos de los espacios que habitaban dentro de la corte nazarí en la Alhambra.
Boloix dice que se ha basado fundamentalmente en fuentes árabes y castellanas para esta obra, editada por el Patronato de la Alhambra y Generalife y la editorial Comares y que parte de las claves para el estudio de la mujer real nazarí, con un marco bibliográfico, para explicar luego su "modus vivendi".
Las sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del reino nazarí de Granada (Siglo XIII-XV), aborda en su segunda parte los inicios del reino, su edad dorada, su época de esplendor y su decadencia.
El tercer bloque se dedica a los rasgos y la identidad de las sultanas de la Alhambra, donde se incluyen la tradición onomástica femenina de la dinastía nazarí, la situación de las esposas legales frente a las concubinas y los títulos y tratamientos oficiales que tenían estas féminas.
La cuarta parte se dedica finalmente a los lugares que ocuparon las mujeres nazaríes, que habitaron espacios de la Alhambra, el Generalife y diferentes casas y mansiones del entorno de Granada.
El libro incluye además un apéndice con el árbol genealógico de las mujeres de la dinastía y un índice onomástico.
La investigadora señala que, pese a haber sido en muchos casos "ignoradas" hasta ahora, la documentación que ha podido consultar pone de manifiesto que estas mujeres, "en la sombra historiográficamente hablando", tuvieron en algunos casos verdadero protagonismo en su época.
Aunque existen muchas leyendas al respecto, algunas sin sustento histórico, llegaron a participar en la política, guiando a sus maridos, hijos o familiares o incluso tomando las riendas del poder cuando faltó coyunturalmente la figura masculina
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