Las metamorfosis de Alejandro Gorafe

arte

El artista granadino muestra en el Centro Damián Bayón de Santa Fe sus obras más emblemáticas además de sus creaciones más recientes

1 y 2.  Alejandro Gorafe suele trabajar series de piezas que mantengan un hilo conductor que, en su caso, puede ser temático o relativo a las materias trabajadas, para realizar sus particulares homenajes. 3y 4. Las seriaciones de piezas iguales crean otra realidad visible.
1 y 2. Alejandro Gorafe suele trabajar series de piezas que mantengan un hilo conductor que, en su caso, puede ser temático o relativo a las materias trabajadas, para realizar sus particulares homenajes. 3y 4. Las seriaciones de piezas iguales crean otra realidad visible.

La sala de exposiciones del Instituto de América de Santa Fe acoge la exposición De la ironía sugerida a la invención visible del artista granadino Alejandro Gorafe; una muestra que se compone de una treintena de piezas escogidas, a lo largo de su carrera artística. Pero antes de empezar a comentar la exposición, se hace necesaria una pequeña reflexión sobre la sala santafesina. El Instituto de América, Centro Damián Bayón, es una institución dependiente del Ayuntamiento de Santa Fe que tiene más de veinte años de existencia -fue creado en 1992- y a lo largo de esta madura vida, ha sido el recipiente de un alto número de exposiciones que lo han convertido en un espacio de referencia para el aficionado y el profesional del arte, no solo para Granada, sino que podríamos extender su influencia al nivel autonómico. Por sus muros han pasado artistas internacionales de la talla de Julian Schnabel, Tony Ousler, Keith Haring o James Lee Byars; artistas nacionales como Jordi Teixidor, Soledad Sevilla, Julio Juste, Frederic Amat o Gerardo Delgado. Así como, exposiciones de colecciones como Double Trouble de Tom Pachet o la colectiva de arte iberoamericano El final del eclipse. Además, como es lógico, la sala también ha sido sede de numerosas exposiciones de artistas locales, tanto jóvenes como ya consagrados, y este es el caso de la muestra de Alejandro Gorafe que hoy nos ocupa.

Alejandro Gorafe es un artista con una amplia experiencia plástica que suele trabajar series de piezas que mantengan un hilo conductor que, en su caso, puede ser temático o relativo a las materias trabajadas, para realizar sus particulares construcciones formales que le servirán para otorgar el discurso conceptual escogido en cada momento. En la presente muestra, Gorafe nos propone un paseo individualizado por las tres salas principales del Centro Damián Bayón. Así, en la primera sala nos muestra una selección de obras anteriores, entre las que destacan las tempranas Óp-art I y II de 1984, obras pictóricas que ya apuntan la ironía que se irá desarrollando su obra posterior. En esta sala se concentran una serie de piezas que son paradigmáticas de la forma de hacer del artista: la recuperación de elementos de desecho, tales como muelles que sirven para hacer complicadas tramas geométricas como en Juegos de artificio (2008), molduras de madera que configuran una dorada Pagoda (2008) o el interior de antiguos transformadores, con los que crea una serie de piezas escultóricas, casi autobiográficas, que definen la forma de trabajo del autor a través de su título: Las transformaciones de Gorafe (1994). Esa transformación del material, esa descontextualización surrealista, sirve para crear nuevas imágenes metafóricas de implícita poética visual, como ocurre con el Hombre máquina (2010): un maniquí anclado a una maquinaria que se activa cada tanto, pero que no provoca el movimiento del hombre, prácticamente una declaración de intenciones.

La tercera sala tiene por protagonista la utilización de los elementos pop de las marcas de refrescos, como la Coca-Cola -Danza de la Coca-Cola (2001)- destacando la pieza del Derviche (2013), construido con un maniquí y una sombrilla esponsorizada, o el homenaje que realiza Gorafe a los tejidos tradicionales en Tapiz o Jarapa (2010) confeccionados con centenares de chapas de bebidas, manipuladas, engarzadas y acopladas, de tal manera que consigue la visualidad de las artesanías tradicionales como en la Silla Pepsi (2010) o efectos ópticos de manipulación geométrica con Cubo en dos dimensiones (2010), algo que va siempre unido a la obra de Alejandro Gorafe, pues en su obra se rastrea una preocupación por la geometría y la matemática, a través de sus formas y representación. Así, las seriaciones de centenares de piezas iguales que transforman su realidad, para crear otra realidad visible, nos hace pensar en los fractales y sus infinitas posibilidades formales.

Entre las salas anteriores nos encontramos la sala central de la exposición. En ella se han recogido seis piezas realizadas para esta exposición y su título, Ti tiritañas (2012-13), ya tiene unas connotaciones especiales: por una parte la palabra, ligeramente modificada, de profunda raigambre granadina, que Manuel Rivera utilizó en los años setenta para una de sus series de telas metálicas y, por otra, el material utilizado por Gorafe para estas aéreas esculturas: la propia tela metálica, recortada, eliminando la materia que la compone, hasta dejarla en la mínima estructura que la sostiene, para a continuación plegarla como si de un trabajo papirofléxico se tratara, con la que crear unas piezas que guardan su trama geométrica interna, aunque alterada, hasta el punto de no ser fácilmente identificable su ser inicial. Un precioso homenaje de un artista granadino, a otro desgraciadamente desaparecido.

Aún podríamos hablar de más piezas de gran sutileza que se exponen en esta magnífica exposición, como La mirada más mona (2005), reproducción de la Mona Lisa davinciana, a la que, en vez de añadirle unos bigotes para desacralizara, como hicieron los surrealistas, Gorafe le añade unas gafas de muestrario comercial, ensalzando sus ojos, frente a su arquetípica sonrisa. Otra pieza destacable es La cristalización de los deseos, colección de vilanos -bulanicos en granadino- conservados en cubos de metacrilato y que portan los deseos de aquellos que los recogieron. Poética exquisita para una sala como la del Instituto de América de Santa Fe, imprescindible en el panorama artístico de Granada y de Andalucía. Una exposición que no debe dejarse escapar, pues la obra de Alejandro Gorafe bien que lo merece.

Alejandro Gorafe Centro Damián Bayón

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