"Al principio pensaba que el flamenco era solamente la guitarra"
Ali Khattab. Compositor y guitarrista
El cantante egipcio afincado en Almuñécar presenta su segundo disco 'Sin país' Aterrizó en el Sur de España para descubrir el arte y el ambiente gitano.
Acentos del mundo sin fronteras, acordes mágicos que buscan un hueco en el arte jondo y un aprendizaje mimético y autodidacta del flamenco. Así, Ali Khattab, guitarrista nacido en El Cairo y afincado en Almuñécar, se presenta y anuncia su segundo disco Sin País, tras el gran éxito de su primer álbum Al Zarqa (Morena de ojos azules).
-¿Cómo descubrió el mundo del flamenco?
-Desde los 10 años empecé a tocar la guitarra y géneros muy variados: desde la música de mi país hasta el rock. Conocía la guitarra española de las películas, pero la flamenca nunca antes la había escuchado. Cuando tuve 13 años oí un casete de Paco de Lucía en una colección de flamencos que encontré en mi casa y, a partir de ahí, quise saber más. Me compré más música de Paco de Lucía, de Camarón y poco a poco me enganché.
-¿Aprendió el flamenco en Egipto o cuando aterrizó en Andalucía?
-Soy autodidacta. Probando e imitando vídeos de guitarristas inicié mi andadura en este mundo. Poco a poco fui aprendiendo cómo debía ser la técnica. No obstante, hasta que llegué a Jerez en el 98 y empecé a ver a los guitarristas en sus peñas flamencas en frente de mí, me di cuenta de que no sabía nada.
-¿El Sur de España es imprescindible para asimilar este arte?
-En los 90 sí, porque en Egipto no había nada. De casualidad me fui a Jerez, ya que me contaban que en Andalucía se escuchaba más flamenco y estaban allí todos los maestros de la guitarra. Solo decirte que al principio pensaba que el flamenco era únicamente la guitarra, pero fui descubriendo que había mucho más. Y ahora lo que más me apasiona es el cante.
- Y no sabía nada de castellano cuando llegó a Jerez...
-Nada. Fue toda una aventura. Yo no vine para quedarme. Tenía pensado estar solamente un mes, pero se ha alargado a 16 años.
-¿Cambia mucho la música egipcia respecto de la andaluza?
-Se parecen mucho estos dos ritmos. En lo que concierne al flamenco, a los egipcios, en general, les gusta mucho porque es un arte muy cercano a nuestra cultura, a nuestro modo de vivir y a la propia esencia del flamenco. Ahora es una música más fácil y más suave.
-¿Cómo es su segundo disco 'Sin País'?
-Yo no he querido hacer un disco flamenco como me definen. Mi intención era contar mi historia. Cada músico tiene su propio estilo e influencias. En este disco se puede escuchar mis influencias egipcias, árabes y africanas; además, habrá canciones con ritmos flamencos y de todo el mundo.
-Entonces, Ali Khattab no es flamenco...
-No, nunca lo he sido. No he tenido las mismas circunstancias que han tenido los otros guitarristas que han nacido aquí en España. Esa gente ha tenido esta disciplina en su casa. Esa manera que tienen de tocar es la verdadera. Quería llevar mis influencias al mundo flamenco y ahora es cuando realmente lo he entendido, pero nunca va a ser lo mismo. Cada pueblo tiene su propio arte y eso es lo que me encanta ahora del flamenco.
-Por lo que dice, ¿se tiene que nacer flamenco?
- Sí, se tiene que nacer flamenco para ser uno realmente verdadero. No es un arte de conservatorio, pero sí es un arte de la calle, de la feria... Es un estilo de vida.
-¿Y por lo tanto, qué aporta usted?
-Eso es lo que yo me preguntaba constantemente: ¿Qué hago yo entre todos estos? Tenía que llevar algo diferente, no quería ser una lapa que estaba ahí para copiar y hacer algo mediocre. Busco, poco a poco, el encuentro entre estas dos culturas. Hay una puerta abierta que me da la oportunidad de tener los dos mundos en mi mano. Más o menos es lo que yo concibo en este nuevo disco, además de disfrutar y no tratar de ser un Paco de Lucía.
-Su primer disco llevaba de título a una morena de ojos azules y, ahora, a alguien sin país. ¿Por qué este cambio?
-Así formulado parece muy negativo y, de hecho, no me gusta la palabra "país"; pero, para ver Sin País, tienes dos maneras: o alguien que está perdido y está buscando su hogar o el que yo pretendo mostrar que es estar sin mapas, sin pasaportes y que no haya colores. Gracias a eso podemos tener la tierra más grande de todas, respetando los orígenes. Yo creo en las raíces, porque sin ellas estamos perdidos.
-¿Por qué decidió afincarse en Almuñécar?
-Me encanta el mar y cuando vivía en Jerez me faltaba. Viajaba de pueblo en pueblo buscando y al final, en Almuñécar encontré algo entre la cultura mediterránea y andaluza. Aquí se vive bien y la calidad de vida es muy alta. Yo creo que sí voy a quedarme aquí por mucho tiempo, aunque nunca se sabe.
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