Wicked | Crítica
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COLECCIÓN CUBISTA DE TELEFÓNICA. Varios autores. Museo de Bellas Artes de Granada, Alhambra.
Una de las revoluciones artísticas más contundentes y más determinantes que se han dado a lo largo del discurrir de lo artístico ha sido, sin lugar a dudas, aquella que Pablo Ruiz Picasso y George Braque llevaron a cabo, en París, a finales de la primera década de la anterior centuria y que pasó a la historia con el nombre de Cubismo. Con el cubismo el concepto de vanguardia artística tomó absoluta carta de naturaleza manifestándose en una nueva plasmación y en una nueva concepción estética; una concepción estética que convulsionó la pintura transformando muchos de los esquemas representativos al uso y modificando las líneas generales de una figuración que, desde entonces, cambió sus formulaciones habituales.
La pintura, sobre todo, asume una dimensión que rompe, por completo, los argumentos habidos hasta aquel momento en el que Picasso realiza Les Mademoiselles d'Avinyó" y, poco tiempo después, Braque pinta Maisons à l'Estaque, aquel cuadro del que llevó a afirmar al crítico Louis Vauxcelles: "Braque maltrata las formas, lo reduce todo -lugares, figuras y casas- a esquemas geométricos, a cubos". En el nuevo sistema pictórico, los elementos constitutivos de la escena se descomponen, existe una deconstrucción de la imagen, los puntos de vista se distorsionan y varían las propuestas visuales; la perspectiva tradicional, aquella que se ha venido repitiendo a lo largo de los siglos y asumida como válida, adopta una nueva entidad, rompiendo con ello su habitual planteamiento, sus modos y sus formas y aceptando un estado representativo que marcaba infinitas nuevas perspectivas. Desde aquellos momentos, todo en el arte, iba a tener imprevistos desarrollos, infinitos desenlaces y nueva identidad que, podría gustar o no, pero que, jamás iba a dejar indiferente.
Muchos son los artistas que han abrazado el credo cubista, bastantes los que, a lo largo de su apasionante discurrir, han impuesto su carácter y su particular sistema creativo dando trascendencia y variedad a una estética donde la forma impone su potestad sobre el fondo.
Una de las mejores colecciones que existen sobre pintura cubista está en posesión de la Fundación Telefónica; ésta,con buen criterio, ha decidido darle un sentido itinerante y llevarla por importantes espacios expositivos. Ahora llega al Museo de Bellas Artes de Granada para mostrar su especial sentido allí donde tantas significativas piezas de la mejor tradición pictórica española ejercen su determinante función de siglos.
La exposición nos muestra una colección centrada en la figura de Juan Gris, aquel pintor nacido como Juan Victoriano González-Pérez y que llevó la técnica cubista a los más altos, variados y trascendentes estamentos.
Un buen conjunto de obras del artista madrileño que abrió muchos los primeros planteamientos del estilo y permitió proposiciones más amplias y variadas se presentan en las salas del bello palacio renacentista de Granada. Junto a Juan Gris, nos encontramos obras de algunos artistas del núcleo cubista parisino - André Lhote, Albert Gleizes, Jean Metzinger o Louis Marcoussis. También cuadros de tres de los pintores cubistas españoles más importantes: de la santanderina María Blanchard, con sus poderosísimos bodegones de muy especial geometrismo, del onubense Daniel Vázquez Díaz y de ese granadino, nacido en Jaén, que fue Manuel Ángeles Ortiz, con su particular concepción pictórica de índole reduccionista.
La tercera parte de la exposición la constituye el cubismo que tiene su centro de interés en algunos de los más importantes artistas latinoamericanos, entre los que destacan los uruguayos Joaquín Torres García y Rafael Barradas, los argentinos Xul Solar y Emilio Pettoruti, el chileno Vicente Huidrobro, autor de unos caligramas donde pintura y texto se yuxtaponen a la perfección, así como el brasileño Rego Monteiro.
Una exposición que nos conduce por los registros únicos de aquella estética que rompió los esquemas de una representación que, en la Historia del Arte, se había hecho longeva y que los artistas cubistas rompieron para que lo artístico y sus circunstancias presentaran unas nuevas maneras que marcaran, también, nuevos surcos en un discurrir artístico que, desde entonces, ya todo fue muy diferente.
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