Un Jesucristo metrosexual
Exposición Otra visión del Nuevo Testamento
Fernando Bayona inaugura en la Corrala de Santiago 'Circus Christi', donde presenta al hijo de Dios como un joven suburbial que frecuenta los locales de ambiente
Jesucristo, en el siglo XXI, no tiene barba. Al contrario, está perfectamente depilado. Así lo imagina el fotógrafo Fernando Bayona en la exposición Circus Christi que inauguró ayer en la Corrala de Santiago. El hijo de Dios se mueve en estas instantáneas por locales de ambiente acompañado de apóstoles musculados y muere a la salida de una discoteca, de madrugada. ¿Qué es la irreverencia para Fernando Bayona? "Quizás contar las verdades que todos saben pero que nadie quiere escuchar", explica. "Imagino que habrá sectores puritanos que se pueden sentir molestos pero creo que las fotos están en el punto justo, sin llegar a ser ordinarias ni vulgares pero con el punto necesario para ser subversivas pero sin caer en el escándalo fácil".
Cuando se le pregunta si el arzobispo visitará la exposición ríe con ganas, aunque no acaba de contestar. Pero Fernando Bayona fue monaguillo en su niñez, en un pueblo de menos de 1.000 habitantes donde "la religión está en la piel de sus habitantes". "Empecé a darme cuanta de hasta qué punto era mentira todo y llega un día en que vomitas, en que te levantas y encajan las cosas, aparecen imágenes que tenía de pequeño", cuenta.
Así apareció el evangelio apócrifo de Fernando Bayona, catorce imágenes como las catorce estaciones del Vía Crucis. Y en la línea de algunos intelectuales que afirman que, de vivir ahora, Jesucristo será homosexual, moro y emigrante. "Marica pero nacido en la periferia suburbial de cualquier gran ciudad y probablemente influido por la sociedad de consumo en la que vivimos con droga, fama rápida, música, sexo... También influenciado por la televisión y programas como Gran Hermano", dice sobre su Jesucristo asiduo a los cuartos oscuros. Por eso, para las fotografías convirtió una nave del Polígono de Juncaril en un prostíbulo donde transcurre la última cena. "Los artistas tenemos que vomitar, algo con lo que experimenté en una instalación con imágenes de gente vomitando leche e intercambiándose estos fluidos", recuerda.
Y si en esta experiencia tuvo que buscar modelos que no fuesen alérgicos a la lactosa, para Circus Christi escogió a gente sin prejuicios en castings espontáneos por la calle o a la salida de alguna discoteca. Fue el caso de uno de los modelos. "Me lo encontré un día por la calle y le dije que me gustaba mucho". Tras la cara de póker del interpelado, Bayona le explicó el proyecto que tenía entre manos. Y acabó colaborando aunque no era gay. "Son gente que encuentro en el autobús o haciendo la compra", dice Bayona sobre su casting de apóstoles. En cuanto al presupuesto, el artista explica que Circus Christi ha costado más de treinta monedas de oro. "Han sido 36.000 euros", concluye el creador.
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