Washington Irving se convierte en personaje de una novela
La escritora Carolina Molina presenta 'Los guardianes de la Alhambra', una obra que narra los momentos en que el monumento estuvo más deteriorado
Por primera vez, Washington Irving deja de ser el autor de hermosas historias llenas de romanticismo, leyenda y fantasía, para convertirse él mismo en personaje de una de ellas. La periodista y escritora madrileña Carolina Molina presentó ayer su novela histórica Guardianes de la Alhambra, en la que Irving, sin ser el protagonista central, es uno de los personajes esenciales. El escritor vuelve a Granada.
Los guardianes de la Alhambra, libro con el que comienza una saga, narra la llegada a Granada de Washington Irving en 1929. Mientras comienza a redactar sus Cuentos de la Alhambra, entabla relación con las personas que están al cuidado del recinto monumental, entonces completamente deteriorado y, especialmente, con un joven pintor romántico, Manuel Cid, quien se convertirá en guía de todos los personajes relevantes que llegan a Granada atraídos por las historias de Irving: Alejandro Sumas, Jean Paul Gautier, Próspero Merimée o Richard Ford. Cid establecerá una estrecha relación con todos ellos al tiempo que comienza una historia de amor con una condesa italiana en unos tiempos convulsos.
"Yo estaba escribiendo otra novela, centrada en la última época del siglo XIX, sobre la destrucción del patrimonio histórico de Granada cuando me di cuenta de que nunca se había hablado de Washington Irving en ninguna novela", señala Carolina Molina. "Tampoco se había escrito nada de la Alhambra cuando estaba en su estado más ruinoso. Siempre se había hecho en torno a todo su esplendor. Quise hacer una novela histórica en la que introducir a todos los famosos personajes que acudieron a Granada entre 1829 y 1858, todos aquellos que le prestaron atención a la Alhambra".
"En realidad, Washington Irving no es el protagonista de la novela", añade. "Él deja el testigo de su pasión por Granada a Manuel Cid, un pintor atormentado y apasionado, que es el verdadero personaje central".
La Granada que retrata Carolina Molina en su novela dista mucho de la imagen habitual de la ciudad. "Era una época de muchas revueltas políticas, de muchos cambios, también físicos, en la ciudad. Granada sufrió el desbordamiento del río Darro, el cólera morbo, incendios brutales como el de la Alcaicería. Perdió mucho patrimonio porque tenía muchas riquezas", señala la escritora.
Molina no acierta a diferenciar si se trata de una novela de amor con un trasfondo de novela histórica o una novela histórica con una historia de amor como trasfondo. "Mis novelas son esencialmente históricas", explica. "Yo busco un periodo determinado y estudio a fondo sobre él. Luego ya introduzco la trama. Éste libro, desde luego, va a ser el comienzo de una saga".
De las cosas que más han sorprendido a la escritora destacan la personalidad de Washington Irving, "un hombre muy moderno para su época, un hombre que, además, fue uno de los primeros periodistas de Estados Unidos", dice Molina. "Era un personaje fascinante que comenzó siendo un escritor muy sarcástico e hiriente y poco a poco fue dulcificándose y haciéndose más íntimo".
Otra de las cosas que más llamaron la atención de la escritora es cómo Granada fue, en un momento determinado de su historia, "una ciudad destruida". También el hecho de que, de no haber sido por Irving, la Alhambra que hoy conocemos sería muy otra.
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