Nunca te sueltes | Crítica
No te sueltes cuando el mal acecha
Obras: Wolfgang Amadeus Mozart, 'Deh vieni, non tardar' de Las bodas de Fígaro, Un moto di gioia y 'Crudele? Non mi dir' de Don Giovanni; Gaetano Donizetti, 'Oh qui si duole…Al dolce guidami' de Anna Bolena; Giuseppe Verdi, 'È strano… Sempre libera' de La traviata; Manuel de Falla, Siete canciones populares españolas; Isaac Albéniz, 'Granada' de Suite española op. 47; José Serrano, 'Canción veneciana' de El carro del sol; Manuel Fernández Caballero, 'Vals de Angelita' de Château Margaux; Pablo Sorozábal, 'En un país de fábula' de La tabernera del puerto. Mariola Cantarero: soprano. Giullio Zappa: piano. Lugar: Auditorio Manuel de Falla. Fecha: 28 de octubre de 2010.
Mariola Cantarero visitó Granada para ofrecer un recital cargado de encanto y dulzura, como no podía ser de otra forma. Su sola presencia llenó el escenario del Auditorio Manuel de Falla, en el que estuvo acompañada magistralmente por el pianista Giullio Zappa.
Siempre que Mariola Cantarero visita Granada crea una gran expectación. No en vano es la soprano más internacional de las nacidas en nuestra tierra, y muchos de los asistentes al concierto hemos seguido sus progresos desde sus primeros pasos. Así, no era de extrañar que el público estuviera entregado, pero tampoco hubiera hecho falta, pues la soprano ofreció toda una lección de interpretación y bel canto.
Si hay algo que debe remarcarse en la evolución de Mariola Cantarero es la enorme inteligencia con la que está llevando su carrera. Por un lado, ha sabido trabajar su enorme caudal de voz para hacerlo dúctil y versátil; si bien es verdad que le van a la perfección los papeles de Donizetti, no desmereció en nada a Mozart ni a Verdi. Por otro lado, resulta muy oportuno su acercamiento al repertorio español, al que ha sabido adaptarse con maestría y en el que aporta su gracia y el profundo conocimiento de esta tradición. Con todo, Mariola Cantarero estuvo espléndida en un programa en el que la primera parte se dedicó a ópera romántica y la segunda a canción y arias de zarzuela.
Las tres arias de Mozart que abrieron el programa sirvieron a la soprano granadina para templar una voz que, pese a encontrarse algo tomada, en ningún momento mostró síntoma de debilidad ni falta de tono. Mariola se fue creciendo, y arrancó varios bravos con Non mi dir de Don Giovanni. Sin embargo, no fue hasta la escena de Anna Bolena de Donizetti cuando la soprano desplegó todas sus armas. Ligera y timbrada en las agilidades, potente y decidida en los sforzandi y siempre dulce en el desarrollo melódico, su versión de Al dolce guidami fue la viva imagen del despecho y la resignación. No en vano, Mariola Cantarero ha adquirido en los últimos años unas dotes interpretativas de alta calidad, que suponen el complemento ideal de su voz en escena.
Sobrecogedora fue también su Traviata, interpretando la última escena del primer acto, con el aria Sempre libera al cierre. Metida por completo en el papel, su voz fluctuó entre el pianissimo propio del más delicado susurro hasta el decisivo canto a la libertad a voce piena; de esta manera mostraba el magnífico momento vocal en el que se encuentra, y el enorme potencial de su carrera.
La segunda parte se dedicó por entero a la música española. Primeramente, Mariola Cantarero interpretó una magnífica versión de las Siete canciones populares españolas, en la que recordó por su gracia y perfección a la mítica versión de Victoria de los Ángeles. Verdaderamente, Mariola está haciendo suyo este repertorio, y ha conseguido altas cotas de calidad que muy pronto serán dignas de ser destacadas en los foros líricos a nivel internacional. Igualmente emotiva estuvo en la canción veneciana de El carro del sol, de Serrano; de enorme vuelo lírico, la soprano no tuvo dificultad para interpretarla. Gracioso, ocurrente y escénicamente muy acertado fue el Vals de Angelita de Chateau Margaux de Fernández Caballero; Mariola se metió al público en el bolsillo con su actuación, sin olvidar la dificultad vocal de esta página.
El concierto se cerró con la canción En un país de fábula de la zarzuela La tabernera del puerto de Pablo Sorozábal. Esta célebre romanza, de gran exigencia por sus notas picadas y su amplio desarrollo, sirvió como broche de oro para su magnífico recital, poniendo en pie a todo el auditorio. En agradecimiento, Mariola regaló un aria de La rondine de Puccini, y la canción Granada de Agustín Lara.
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