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LA Iglesia Católica posee y tutela un valiosísimo patrimonio histórico y artístico que, siendo de su propiedad, pertenece culturalmente a toda la sociedad. Su obligación es cuidar de él y transmitirlo a las generaciones. ¿Está capacitada la Iglesia para ese cometido? La madrugada del domingo un incendio destruyó una puerta del siglo XVI atribuida al taller de Diego de Siloé de la iglesia imperial de San Matías. Una fogata encendida por unos vagabundos prendió en la madera y destruyó la pieza de madera. Los bomberos tardaron tres horas en sofocar las llamas de cinco metros. Para ello tuvieron que acceder al templo a través de las ventanas. Gracias a su pericia el fuego no afectó al monumento, aunque fue necesario desalojar las 35 habitaciones de un hotel. La actitud del párroco deja mucho que desear. La Iglesia está obligada a salvaguardar el patrimonio común y, en caso necesario, pedir ayuda a la autoridad civil. De otro modo incurre en una grave negligencia.
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