Érase una vez
Agustín Martínez
Presupuestos?‘destroyer’ para Granada
bloguero de arrabal
MIRA que me esfuerzo por ser marxista ortodoxo y por alejarme del esencialismo que te lleva a pensar que hay temas eternos, esenciales, que recorren la historia de la humanidad de forma invariable y recurrente! Pero no siempre lo consigo. Y me da por encontrar parecidos esenciales en sucesos que, analizados a la luz de la recta doctrina, no tienen nada que ver los unos con los otros. Nada tiene que ver el texto de una propuesta del grupo socialista del Ayuntamiento granadino sobre la Semana Santa con las intenciones y propósitos de los patrocinadores del Camino de Santiago en el siglo XIII. ¿Y qué parecido puede haber entre estos dos eventos y el deseo de Cervantes de gustarle a todo tipo de lectores, lo que lo convierte en uno de los primeros escritores metrotextuales de la Literatura española? Desde luego, no podré enfadarme si alguien me tacha de insensato por comparar al príncipe de las Letras Españolas con esa generación de metrosexuales, coloniados, rasurados, musculosos y bien vestidos que surgieron, como setas tras la lluvia, en la pasada y añorada época de la abundancia. Y sin embargo, sigo percibiendo en unos y otros el deseo de gustar a todo el mundo, aunque no sea por los mismos motivos: en la fachada del hospital de peregrinos del Camino de Santiago en Roncesvalles, alguien escribió en el siglo XIII, esta generosa y metrotextual invitación: "La puerta está abierta a enfermos y sanos / no sólo a católicos, también a paganos, / judíos, herejes, mendigos y vanos…". Quizá pensara el autor de la frase que una vez reparados para el viaje, todos terminarían de rodillas ante Apóstol. También es comprensible lo de Cervantes, cuando en el prólogo del Quijote muestra su deseo de que con la historia del hidalgo "el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie, ni el prudente deje de alabarla": lo que pretende es vender su libro. Como cualquier escritor de hoy que sueña con vivir de lo que escribe. Algo que resultaba difícil también en tiempos de Cervantes, porque los libreros querían los privilegios [los derechos de autor] de balde o "a lo menos, por tan poco precio que no le luzca al autor del libro", según denuncia don Miguel en el Persiles. Pero, ¿por qué un partido que, como el PSOE, se declara laico, va a proponer en un pleno municipal la creación de una ruta turística cofrade como parte de la oferta turística de la ciudad a sus visitantes? Será, también, digo yo, para gustarle a todos y hacerse con los votos de Dios y con los del Diablo.
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