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JOSÉ Torres Hurtado (instalado sin remedio en los vericuetos de la ingeniería contable) dice que el Albaicín "pierde 17.000 euros al día" al no haberse aprobado, por parte del Patronato de la Alhambra, la subida de dos euros en las entradas al recinto nazarí. Piensa el alcalde de Granada que esa atípica recaudación podría destinarse a la recuperación de este barrio granadino, un barrio cuyo cuidado institucional (todo hay que decirlo) no acaba de encontrar su acomodo definitivo en las agendas de los que, pudiendo ponerse de acuerdo en los asuntos de cada día, prefieren la rencilla o la bronca, la artimaña, el rencor. Esos euros son el cuento de la lechera: no se puede perder lo que no se tiene.
Mucha gente se acerca al recinto de la Alhambra. Razones no les sobran: la belleza, la historia, escuchar el sonido del agua, pasear o leer en parajes de penumbra simbólica, disfrutar de colores y aromas que están en el olvido, saber más, sentir más, ser otro. Así que en aquellos parajes abundan los viajeros, los que están solos y los que van acompañados, los que quisieran alejarse de todo y los que buscan estar cerca de alguien, los antiguos y los modernos. Pero la colina de la Sabika también atrae a negociantes y tahúres, traficantes de entradas y farsantes poéticos, "solicitantes y soplones" (como diría el poeta Álvaro Mutis); y entre ellos están los tesoreros sin escrúpulos, esos que sólo piensan en la cuenta de resultados, beneficio inmediato, ingeniería contable… La propuesta del Torres Hurtado no ha prosperado (lógicamente) en el seno del Patronato de la Alhambra; entre otras razones, porque todos sus ingresos han de destinarse, según la legislación vigente, al cumplimento de sus fines (entre los que no se encuentra contribuir a la conservación del Albaicín). Eso sin contar que una sugerencia de este tipo se habrá votado (supongo) en el pleno del Patronato, un órgano directivo donde el alcalde de Granada (instalado sin remedio en los vericuetos de la ingeniería contable) ocupa una vicepresidencia, donde se sientan dos concejales del Ayuntamiento (Cultura y Urbanismo), tres directores generales o jefes del Ministerio de Cultura, el rector de la Universidad de Granada y algunos representantes de la Junta de Andalucía. ¿Tan poca capacidad de persuasión tiene el señor Torres Hurtado? ¿Tal vez su sugerencia carece de rigor? ¿Sólo busca con ella rencillas y remiendos? ¿Más rencillas? ¿Más remiendos?
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