La Rayuela
Lola Quero
Nadal ya no es de este tiempo
Mar adentro
A veces me pregunto si en España hay más pícaros y farsantes que en otros lugares. Habitualmente me respondo que sí (ya sé que mi respuesta puede ser parcial: no conozco todos los lugares existentes). Supongo que será por la tradición literaria, cultural, política. Porque muchos llevan un Lazarillo dentro. Porque se carece de educación antipicaresca. Lo cierto es que desenmascarar a un pícaro es un acto que produce en este país una enorme desgana. Un pícaro, o una conducta picaresca, son aquí algo natural, ante los que nadie se asombra o incomoda, y con los que se convive en calma, plácida, alegremente. Vivimos rodeados de reyes (y reinas) desnudos de los que pocos se atreven a señalar que lo están.
En el mundo político español los pícaros son muy abundantes (en realidad, quizás ese mundo sea sólo un reflejo de los otros). Acabamos de asistir todos a una ceremonia de un rey desnudísimo. Hablo del señor Más, en Cataluña. Aunque en este caso, hay que reconocer que muchos lo han señalado con el dedo (supongo que porque lo que está en juego importa bastante más que en otras ocasiones y a demasiadas personas e intereses). El señor Más convocó unas elecciones autonómicas comunes y corrientes, pero indicó que estas no eran unas elecciones. Y las llamó plebiscito por la independencia y dijo que si las ganaba significaría que los catalanes deseaban la secesión. Es como si yo, por ejemplo, dijera que esta columna que estoy escribiendo como cualquier miércoles desde hace ya unos cuantos años, no es una columna, sino que, en realidad, es un acto de declaración de independencia de todos los columnistas del Granada Hoy. Y quien la lea y vote (en la página Web, en Facebook, en Twitter o donde sea) lo hará porque está a favor de que todos los columnistas del periódico nos declaremos independientes del ídem en los próximos días. Lo cual no va a significar, por otra parte, seguiría diciendo, que los columnistas dejáramos de escribir en el periódico, ni que el periódico dejara de pagarnos (esto es bien importante), ni tampoco que dejemos de llamarnos columnistas del Granada Hoy. Se trataría, simplemente, de que lo que ahora llamamos la autonomía del columnista, pasaría a llamarse nación del columnista y deberían darnos a todos el trato de directores del periódico.
El señor Más no ganó el plebiscito que nunca convocó. Cataluña sigue en el mismo sitio. Y esta columna no es más que una columna.
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