En tránsito
Eduardo Jordá
Sobramos
Mirada alrededor
EL anuncio de la ministra de Fomento de que el arquitecto Rafael Moneo diseñará la futura estación del AVE de Granada es una gran noticia. Esta ciudad necesita transitar por el siglo XXI no sólo por evolución interna -sociedad, economía, cultura, desarrollo, etc.-, sino por su aspecto externo. Esa externidad se ha manifestado coincidiendo con los mejores momentos de su historia. Ahí está la Alhambra, los monumentos renacentistas y barrocos como el Palacio de Carlos V, Catedral, Cartuja… Nos han faltado las grandes referencias arquitectónicas de nuestro presente. Por eso hemos pedido, en cuantas obras se hicieran o proyectasen, el sello del emblema de un tiempo, no asentado, precisamente, en la mediocridad o la mezquindad: Para el teatro de la ópera, para un futuro gran museo -que alguna vez habrá que hacerse, con Milenio o sin él- y, naturalmente, para la estación ferroviaria. Expresé hace poco, en otra etapa de esta mirada, la vergüenza que sentí cuando fui a recibir a un familiar en una estación -antes de su reciente lavado de cara-, desvencijada, de deleznable aspecto tercermundista, impropio de un país europeo y de una ciudad con digno nombre que daba tan negativa imagen.
En 30 años de democracia no ha habido tiempo de arreglar ese hall cochambroso de la ciudad. Quizá se pensara que era innecesario, de acuerdo con lo que, con Felipe González en La Moncloa, nos recomendaba la directora general de Renfe, doña Mercé Sala: "Si los granadinos quieren ir a Madrid, que cojan el autobús". Lo dijo delante de las autoridades locales que callaron obedientes. Los que sí rompimos aquél indignante silencio fuimos los periodistas, como de costumbre. A doña Mercé le llovieron las críticas mediáticas. Desde aquél momento, a estos días en que una ministra, del mismo color político, anuncia que el más prestigiado arquitecto español del momento diseñará la futura estación hay un cambio que hay que aplaudir, dentro del natural escepticismo.
Lo malo es que entre una y otra afirmación ha transcurrido muchos años en blanco, con PSOE o PP en el Ejecutivo. Y lo preocupante es que la señora ministra no se haya atrevido a dar fechas, de la llegada del AVE y de la estación de Moneo. Ni siquiera se ha arriesgado a poner plazo a la terminación de la autovía a la costa, que parece más cercana, si el dichoso viaducto resiste la prueba de carga. Quizá sea más prudente no hacerlo. Es más elegante, para la estación de Moneo, o para cualquier obra pública relacionada con Granada, la expresión 'sine die'. Nuestros políticos saben bien lo que es prometer, tomarnos el pelo o columpiarse. Confían en que todos aceptamos como inevitable la velocidad Granada, unidad proporcionalmente inversa a la del sonido.
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