La Rayuela
Lola Quero
Tierra de espías
La colmenala colmena
LUNES: 15 minutos de paro en todos los centros de Granada por la agresión a la jefa de estudios de un instituto de Íllora. Martes: manifestación de los centros concertados de la capital para pedir más líneas de Infantil. Miércoles: nueva huelga de interinos.
Educación se enfrenta a partir de mañana a una de las semanas más conflictivas de los últimos meses. A los crecientes problemas de convivencia en las aulas, se suman los clásicos conflictos entre la pública y la concertada por la falta de plazas en los colegios más demandados del centro y las protestas de los interinos, que denuncian una doble vara de medir a la hora de acceder al sistema.
Será difícil que, en esta ocasión, la Delegación pueda callar o mirar para otro lado. Es la primera vez que la protesta por una agresión se extiende a todos los centros; y es la propia Junta de Personal Docente quien convoca la movilización junto a los sindicatos. Sólo es necesario revisar los titulares sobre agresiones de los últimos meses en Granada para comprobar que la situación es insostenible y que exige una respuesta de apoyo, contundente, por parte de la Administración pública. Piden los sindicatos que Educación se persone en las causas (como hace Salud en el caso de los médicos). Que no se limite a mandar a un inspector al día siguiente. Que denuncie y que se considere delito. Seguro que no es el único camino para erradicar la violencia en las aulas (más aún cuando las investigaciones insisten en reflejar el matonismo y la violencia escolar como "algo natural"), pero es un paso. Tendremos que esperar para ver si Educación es capaz de asumir el reto.
En el caso de la concertada, las posturas de padres, centros y Administración parecen absolutamente irreconciliables. Y lo más curioso es que se produce cuando todos buscan un mismo fin: ofrecer la mejor calidad de enseñanza posible. Resulta sorprendente (pese a las múltiples fórmulas ensayadas ningún país europeo ha conseguido resolver sin fisuras la batalla entre el sector público y privado) que aún no se haya encontrado una salida para equiparar algo tan simple como que los padres decidan en qué colegio estudian sus hijos y la Consejería realice una oferta adecuada cumpliendo con su 'obligación' de no despoblar barrios, no crear guetos y velar por que no haya centros de primera y de segunda.
El desafío de los Escolapios de esta semana creando una nueva unidad ("irregular" según la Delegación) incorporando a 25 niños de otros centros no es más que un reflejo de la gravedad del problema. ¿Al final serán los tribunales quienes acaben amparando las peticiones de los padres?
Si hay un sector complejo y frustrante en la gestión pública, éste es sin duda Educación. Lo saben bien los consejeros y los delegados que acaban 'quemados' en apenas unos meses. Siempre ha sido una 'patata caliente', aunque ahora Griñán haya decidido que es importante... Por eso Teresa Jiménez ha tenido que dejar hueco. Había que 'significar' la apuesta poniendo al frente a uno de sus fichajes 'estrella'. Mar Moreno es hábil en la negociación. Ya lo demostró en su etapa como delegada del Gobierno en Jaén. Pero Educación no perdona. Ni los padres, ni los centros, ni los sindicatos. Tendrá que emplearse a fondo.
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