Enrique Novi

El negro de Marruecos

El termómetro

12 de noviembre 2010 - 01:00

UNA de las más controvertidas canciones que compuso John Lennon durante su lucha contra la administración Nixon que pretendía expulsarle, sin éxito, del país, se titulaba Woman is the nigger of the World. La mujer es el negro del mundo, en el que la palabra "nigger", por sus serias connotaciones despectivas, provocó que muchas emisoras de radio prohibieran su difusión. Se publicó en un sencillo en 1972 pero la frase la había dicho Yoko Ono en una entrevista en 1967, cuando la administración Beatles pretendía expulsarla, sin éxito, del universo Lennon. Quería resaltar con ella la posición subsidiaria, de esclava al servicio del varón, de las mujeres en la mayoría de las culturas. Tan antiguo como esta canción es el conflicto del Sahara, la última vergüenza colonial de España y el saco de todos los palos de Marruecos, que como un amo embrutecido y desprovisto de compasión, lo ha convertido en su negro particular, al que apalea impunemente cuando le viene en gana. Como hace cualquier maltratador precisamente con la mujer que considera uno más de sus bienes. Y no solo lo hace con sus fuerzas policiales y militares, sino que azuza a los civiles marroquíes contra los saharauis en un intento de provocar el enfrentamiento civil entre colonos y nativos. De manera que esto empieza a parecerse peligrosamente a otra zona donde permanece enquistado otro conflicto entre ocupantes y nativos sin Estado. ¿Es ese el objetivo de Mohammed VI?, ¿ejercer de Israel y hacer del Sahara la nueva Palestina? No puede ser casual que solo unos días antes del comienzo de las enésimas negociaciones entre el Frente Polisario y el Gobierno de Marruecos, que con todas las dificultades había concertado el encargado de la ONU, Christopher Ross, Rabat decida torpedear la línea de flotación del posible acuerdo con su ataque desproporcionado al campamento de Agdyam Izik, y más tarde incluso a la propia capital, El Aaiún. Con ello han conseguido que en lo que en principio era una reivindicación de carácter social haya prendido la llama de la protesta política. Han pasado 35 años desde que los españoles salimos de allí sin honor, demostrando la valentía de una rata al abandonar a su suerte a una población de la que hasta entonces nos habíamos servido. Todos los organismos, tribunales y convenciones internacionales han reiterado el derecho del pueblo saharaui a decidir su propio futuro. Y todas las resoluciones, sentencias y acuerdos han sido sistemáticamente boicoteados por el Reino Alauí. ¿Hasta cuando? No sabemos, pero mientras Marruecos se siga comportando como un matón de arrabal, y España como un cobarde incapaz de levantar la voz ante sus fechorías, los españoles tendremos que seguir avergonzándonos del papel de nuestro país con el pueblo saharaui.

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