El Ayuntamiento organiza un homenaje reivindicativo a Gibert
El Consistorio descubrió ayer una placa para recordar la calidad del paleontólogo
Con motivo del segundo aniversario del fallecimiento del descubridor del Hombre de Orce, José Gibert, el Ayuntamiento de Orce rindió ayer un homenaje al paleoantropólogo.
El lugar elegido fue el paraje donde empezaron las excavaciones paleontológicas, allá por 1976, en el anejo orcense de Venta Micena, que dieron lugar al descubrimiento de "uno de los mejores yacimientos paleoantropológicos del mundo", en palabras del alcalde, José Ramón Martínez Olivares.
En el acto intervinieron el alcalde, el también investigador e hijo del homenajeado Luis Gibert; un representante de la Comunidad Autónoma de Murcia por haber realizado en aquella región -concretamente en Cueva Victoria (Cartagena)- excavaciones complementarias de las efectuadas en Venta Micena; Antonio Ruiz Bustos, paleontólogo del CSIC y José María Gómez, natural de Orce y "amigo íntimo de Gibert", como él mismo manifestó.
El alcalde, después de hacer un breve y emocionado encomio del investigador catalán, arremetió contra las instituciones autonómicas que permiten que estos yacimientos estén cerrados siendo "unos de los más importantes del mundo de la Paleontología". En su opinión, es inconcebible que se ningunee tanto al propio municipio como a los investigadores que fueron del equipo del desaparecido descubridor. Exigió que se termine esta situación en beneficio de la ciencia y del propio municipio, "conocido en todo el mundo gracias a los esfuerzos de un hombre íntegro, que dejó su vida en estas tierras, a las que tanto amó. Tanto es así que su última voluntad fue que sus cenizas se esparcieran en ellas, de manera que Gibert se fundió con Orce en este último gesto de su vida".
El resto de los participantes hablaron de la trascendencia de los trabajos que se le permitieron hacer, así como de la evidencia de que algunos descubrimientos de los últimos le daban la razón en su teorías.
El acto concluyó con el descubrimiento de una placa -por manos de una nieta del profesor- en la que se reconoce su calidad científica y humana.
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