Nívar, un mirador natural

La granada del siglo XXI

El pueblo, con casi un millar de habitantes, tiene en su entorno natural uno de los principales atractivos

Nívar, un mirador natural
Nívar, un mirador natural
Rebeca Alcántara

06 de abril 2010 - 05:01

Apenas alcanza el millar de habitantes, aunque lo cierto es que ha crecido considerablemente en la última década. Las calles son tranquilas y la masificación no se ha hecho aún hueco entre las casas que pueblan los lugareños. Nívar es uno de esos pueblos de la provincia de Granada, cercanos en distancia de la capital (unos quince kilómetros lo separan de la ciudad) y al mismo tiempo lejanos por la forma de vida que aún se puede llevar en él.

Un municipio de los que tienen la suerte de localizarse en un entorno que ha logrado atraer no sólo a visitantes sino a nuevos residentes. Los niveros se sienten orgullosos de su pueblo, de conservar fiestas tradicionales como la del Cristo de la Salud que sigue siendo un reclamo para los vecinos de los municipios de alrededor, y de que sus calles conserven la estética tradicional a pesar de la cercanía de la ciudad y de que cada vez sean más los granadinos que lo eligen para quedarse a vivir.

Su economía no es demasiado rica, la agricultura tiene un peso relativo, aunque no excesivo y el turismo rural comienza ahora a despuntar, presentándose como una alternativa a tener en cuenta para lograr el crecimiento del pueblo desde el propio pueblo. Sin embargo, quince kilómetros son pocos, y como aseguran sus propios vecinos, las mañanas de la semana son tranquilas en Nívar, porque son muchos los que se trasladan a la capital para trabajar o para estudiar. Las calles se llenan en esas horas de los mayores que descansan en parques y aprovechan para pasear. Junto a ellos los niveros que se quedan en casa aprovechan para hacer la compra y las pequeñas tiendas del municipio son el centro de la actividad. El tráfico no es demasiado y los negocios, casi todos familiares, abren temprano y esperan la llegada de compradores, y en muchos casos también amigos, porque Nívar es aún uno de esos pueblos en los que casi todos sus vecinos se conocen.

Los fines de semana el ambiente cambia, el pueblo está más transitado y cada vez son más los que lo eligen como lugar de descanso o como punto ideal para la práctica de deportes. Existen distintas veredas o caminos adecuados para el senderismo y la opción de subir a pie a la Sierra de la Alfaguara, muy cercana al municipio, es también una alternativa interesante. Los niveros, conscientes de la importancia de este tipo de turismo, y de las posibilidades que para ello ofrece su término municipal tratan de potenciar esta faceta, y muchas de las rutas se ofrecen también para realizarse sobre una bicicleta o un caballo. Para los deportistas más atrevidos, este enclave también permite la práctica de parapente o escalada en la sierra del pueblo.

Junto con la posibilidad de practicar deportes y el impresionante paisaje que se puede observar paseando por cualquiera de las calles del pueblo, Nívar ofrece aún más atractivos. El yacimiento arqueológico de El Castillejo, localizado entre el municipio y el vecino Güevéjar, posee un gran valor por la gran variedad cronológica de sus restos, así como por el buen estado de conservación del mismo y se ha convertido en un lugar al que muchos visitantes se acercan. El Balcón de Nívar, un mirador natural situado dentro del propio núcleo urbano y que ofrece unas impresionantes vistas de la Vega y de sobre todo de la ciudad de Granada.

Aunque durante el pasado siglo XX la localidad sufrió la despoblación clásica de la época debido a la emigración de sus ciudadanos hacia lugares más grandes en los que pudieran tener una mayor proyección laboral, posteriormente y al igual que ha sucedido en muchos otros puntos de la geografía granadina, tanto los que se fueron como otros que nunca habían estado, han encontrado precisamente en la tranquilidad de este pueblo un lugar ideal para establecerse. La mejora de las comunicaciones con la capital y otros pueblos cercanos contribuye además a la facilidad de movimiento y a los que eligen Nívar para vivir les recompensa el sosiego de sus calles y estar rodeados de naturaleza, de la que disfrutar cada día.

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