Una mirada a Ventas de Huelma

La granada del siglo XXI

La iglesia de San Isidro en el municipio de Ventas de Huelma.
La iglesia de San Isidro en el municipio de Ventas de Huelma.

En la comarca del Poniente Granadino se sitúa una localidad tranquila que conserva como principal característica las casas cueva, muchas de las que ahora se utilizan como alojamientos turísticos. Ventas de Huelma, municipio en el que también se sitúa el núcleo de Ácula, es un pequeño pueblo localizado en el centro de la comarca.

Apenas setecientos habitantes en el censo, aunque algunos vecinos afirman que no hay más de trescientos viviendo realmente allí, lo convierten en un lugar tranquilo en el que sin embargo los habitantes pueden acceder a casi cualquier servicio. Colegio, centro de salud, bancos y pequeños comercios que les facilitan el día a día.

La estética es similar a la de todos los pueblos de la zona, casas bajas, calles empinadas, pequeñas plazas y un sinfín de rincones que conocen bien los que viven allí.

El olivar es el principal motor económico de la localidad y la constitución de la cooperativa El Temple también da trabajo a un gran número de vecinos, después de que el auge de la construcción se diluyera.

En una de las calles principales se encuentra la única floristería del pueblo, allí María Trinidad atiende a los clientes. Ella junto María Carmen y María Consuelo pusieron en marcha su negocio tras participar en un taller de empleo. Las tres son venteñas y quisieron quedarse en su pueblo y emprender desde allí una alternativa a la agricultura o al trabajo en la almazara.

Ahora se encargan de la jardinería de todo el pueblo, además de abastecer las flores para la mayoría de los eventos del municipio y de otras localidades cercanas.

Para Trinidad la tranquilidad y la seguridad con la que vive en Ventas es lo que más valora de su pueblo, del que también destaca las fiestas tradicionales, que en los últimos años vuelven a ponerse en valor, lo que además de ser positivo para los vecinos, supone también un atractivo de cara a los visitantes, ya que las fiestas son uno de los aspectos que a más personas atraen.

Para este venteña el futuro pasa por seguir mejorando, y conseguir algo que puede parecer tan sencillo como un parque para los más pequeños es uno de las principales demandas de los vecinos.

De cara al futuro se espera que el polígono tecnológico que se está desarrollando en la zona suponga un punto de inflexión en el mercado laboral, y es que aquí como en tantos otros rincones de la geografía el paro es uno de los principales problemas a los que tienen que enfrentarse cada día.

A muy pocos kilómetros en Ácula, una veintena de familias vive aún más tranquila si cabe, aunque con el ajetreo de tener que acudir casi a diario a la vecina Ventas.

Tradiciones como las matanzas y fiestas como la de la castaña se convierten en momentos de reunión muy importantes para todos los vecinos. El pasado año el pueblo celebrara la primera fiesta de la matanza, que unía a los venteños para hacer un poco más oficial algo que toda la vida se ha desarrollado en sus casas.

El pueblo se presenta también como un buen lugar para los que buscan comer bien, las carnes a las brasa son uno de los platos más típicos de los bares del municipio, por los que es habitual ver durante los fines de semana a visitantes que optan por este pueblo para disfrutar de una buena comida, al tiempo que se alejan, sin necesidad de recorrer muchos kilómetros, del ruido y del ajetreo de ciudades y municipios más grandes.

Reactivar las tradiciones, pero tratar de que en el patio del colegio cada vez jueguen más niños y que las casas vacías se llenen es el objetivo de un municipio que pretende no estancarse a pesar de las dificultades.

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