Serbales y mostajos

En Sierra Nevada hay presentes cinco especies del género Sorbus, dos de ellas catalogadas como 'en peligro de extinción'

Su madera fue muy estimada en ebanistería

Serbales y mostajos
Serbales y mostajos
Ignacio Henares

18 de noviembre 2017 - 02:34

Las especies del género Sorbus, en el que se incluyen los mostajos y serbales, pertenecen a la gran familia de las Rosáceas y dentro de esta a la subfamilia Maloideae, que agrupa a los manzanos y perales.

Los Sorbus, son árboles -de entre 10 y 20 metros de altura- o arbustos, de hoja caduca y carentes de espinas. Las hojas son simples o compuestas imparipinnadas (el número de foliolos es impar, con un foliolo terminal al final del nervio medio de la hoja). La inflorescencia es de tipo corimbiforme (abierta, racimosa en la que el eje es corto y los pedicelos de las flores son largos y salen a diferentes alturas). Las flores son pentámeras de olor nada atractivo con pétalos blancos. Estambres numerosos (entre 15 y 25). Ovario ínfero o semi-ínfero con 2-5 carpelos; estilos terminales, soldados en la base. Fruto en pomo, con varias semillas en su interior, dispersado por aves.

Los miembros de este género son endémicos de regiones frías y templadas, del hemisferio norte, con una gran cantidad de especies diversas, muchas de ellas híbridas. . En España se encuentra especialmente en bosques de las sierras de la mitad norte, hasta los 2.000 metros; resisten bajas temperaturas, y se pueden encontrar en bosques de hayedos, robledales y abetales. Prefieren los suelos ácidos sobre sustratos silíceos sueltos y frescos. Viven tanto a pleno sol como bajo la semisombra de otros árboles.

Algunas especies se han empleado como ornamentales debido a la vistosidad de sus hojas y frutos. La madera es muy estimada en ebanistería y para la fabricación de utensilios domésticos.

Especies presentes en Sierra Nevada

En Sierra Nevada se encuentran presentes cinco especies del género Sorbus: S. aria, S. domestica, S. hybrida, S. intermedia y S. torminalis. Sorbus aucuparia (el conocido como 'serbal de cazadores' que crece en una variedad de hábitats a lo largo del norte de Europa y en la mitad septentrional de la Península), fue citado en Sierra Nevada por diversos autores en el siglo pasado pero no se ha podido confirmar su presencia y las citas se consideran en la actualidad errores en la determinación y localización de la especie o confusiones con Sorbus domestica).

El mostajo común o serbal blanco (Sorbus aria) es un árbol de 7 a 14 metros de altura de corteza lisa y de color blanquecino. Hojas ovales simples de borde dentado, con el envés blanco, lo que da al árbol un aspecto plateado. Los frutos son pomos de forma globosa ovoide, de color rojo y de pulpa poco sabrosa, de aspecto harinoso. La madera es muy dura, de color blanco a pardo rojizo. Se encuentra en robledales, hayedos, abedulares y carrascales que reciban más de 500 mm de lluvia. Se adapta muy bien en zonas con inviernos fríos.

Está presente tanto en el suroeste de Europa como en el Norte de África y Canarias. En Andalucía, se encuentra muy disperso, casi siempre individuos aislados o en pequeños rodales en los sistemas montañosos. En Sierra Nevada lo podemos encontrar entre los 1.200 y 2.000 metros de altitud, en barrancos y lugares umbrosos con orientación norte, acompañando a robles, arces, quejigos y arbustos espinosos como endrinos, majuelos, rosales silvestres… La mejor masa de esta especie se encuentra en la Dehesa del Camarate.

El serbal común, (Sorbus domestica), es el único del grupo que posee un fruto comestible llamado serba. El árbol suele medir unos 12 metros de altura de media, aunque puede llegar hasta los 20 metros de manera excepcional. La copa es frondosa, tiene ramificación regular y forma alargada-redondeada. Florece durante la primavera y sus frutos, los más grandes del género y en forma de pera, se recogen a finales de verano, y deben ingerirse 'sobremadurados'. Antiguamente se utilizaban para hacer mermelada y algunas bebidas alcohólicas fermentadas. Especie escasa en Andalucía con distribución restringida a las sierras prebéticas y penibéticas.

El serbal silvestre, Sorbus torminalis, tiene también una amplia distribución por el oeste, centro y sur de Europa, norte de África y oeste de Asia. En Andalucía está restringido a Sierra Morena, la Sierra de Segura y Sierra Nevada. Su ecología es la misma que la de Sorbus aria. Puede lograr la altura de 25 metros, y se caracteriza porque sus frutos en pomo, como todos los del género, son de color pardo-marrón (a diferencia de los de las otras especies de Sorbus que son rojos). Tienen propiedades astringentes de ahí su uso contra la disentería de lo que deriva el apellido (tormina=disentería).

Dos especies en peligro de extinción

En Sierra Nevada hay presentes también otros dos taxones cuyo origen es híbrido entre el mostajo y el serbal de cazadores: Sorbus hybrida y S. intermedia. Las hojas de ambos, muestran caracteres intermedios entre las de las especies parentales. Las del S. hybrida por lo general tienen uno o dos pares de folíolos en la base y lóbulos progresivamente menos marcados hacia el ápice. Las del S. intermedia son simples, claramente más alargadas que las de S. aria y con varios pares de lóbulos profundamente marcados. Se parecen a las de esta última especie en el tomento del envés, lo que en ocasiones induce a confusión.

Sorbus hybrida tiene sólo dos poblaciones en Sierra Nevada localizadas en el Valle del San Juan y en el Guarnón y algunos pies aislados más en la Loma de Maitena. De Sorbus intermedia también se conocen dos exiguas poblaciones, una descubierta recientemente en el barranco de Valdeinfierno, y la que se conocía históricamente en la Haza del Sordo. Son las únicas referencias de esta especie en toda la región andaluza, por lo que constituyen además las localidades más meridionales de la Península Ibérica.

En ambos casos, los ejemplares se localizan en el tránsito entre los pisos bioclimáticos supramediterráneo y oromediterráneo, 'en el límite del árbol' en la zona centro occidental de Sierra Nevada. Se desarrollan en roquedos abruptos casi inaccesibles, con orientación norte, próximos a corrientes de agua permanentes, sobre sustrato silíceo (micaesquistos).

El riesgo de extinción es muy alto dado el escaso número de ejemplares, el aislamiento genético con respecto a las poblaciones del norte y centro peninsular, su reducida área de distribución y la escasez de áreas potenciales para su colonización a salvo de los herbívoros, para los que resultan especialmente 'atractivas y palatables'. Por estas razones el estatus de amenaza para Andalucía es de 'en peligro crítico de extinción' (CR).

Además de las medidas de conservación ex situ, (banco de germoplasma, ensayos de germinación, propagación en viveros, colecciones en jardines botánicos), que se realizan para las especies amenazadas por parte de la Consejería de Medio Ambiente, se han realizado refuerzos de poblaciones y ensayos de plantaciones en otras localidades de su área potencial de distribución en el parque nacional.

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