"Cuando Kubrick me eligió para doblar 'El resplandor', me dio un subidón"
La actriz lleva hoy y mañana al teatro Isabel la Católica el monólogo 'Shirley Valentine', que narra las desgracias de un ama de casa esclavizada hasta que descubre que puede escapar de todo
Verónica Forqué llega esta noche y mañana al teatro Isabel la Católica para representar una de las obras más seguidas y puestas en escena en las últimas décadas, Shirley Valentine, de Willy Russell, en una adaptación de Nacho Artime y bajo la dirección de su marido, Manuel Iborra. La obra, que narra las tribulaciones de un ama de casa resignada a los hijos y a las brusquedades del marido y que ve un atisbo de libertad en un viaje a Grecia, se ha representado en sus diferentes versiones en todos los países del mundo. La crítica ha sido que Verónica Forqué era la actriz ideal para representar ese papel.
"Cuando me lo propusieron, me negué al principio", comenta la actriz. "Es un monólogo que conocía muy bien y que hoy es ya todo un clásico. También había visto la película que se hizo en 1990. Después de dudar mucho, de aterrarme, de pensar en la responsabilidad tan tremenda que suponía y en que la crítica me pondría verde, el productor Carlos Lorenzo me convenció con un buen argumento: la responsabilidad de un actor es la misma si está el solo sobre el escenario o acompañado. Y acepté".
Verónica Forqué lleva en solitario todo el peso de la función. "Por fortuna hay un descanso", comenta. "Esencialmente te pones nerviosa cuando preparas la obra o piensas en ella, pero en el momento en que sales a escena, eso ya no sucede. Cuando ya se tiene un poco de oficio, todo desaparece. Yo, además, disfruto mucho del personaje. Para una actriz, es una oportunidad maravillosa. El autor demuestra un enorme conocimiento del alma humana y el público entiende rápidamente a Shirley Valentine".
¿Tiene Verónica Forqué mucho que ver con Shirley Valentine o es completamente diferente a su personaje? La actriz responde a la pregunta con otra pregunta: "¿Cómo no voy a tener nada que ver. Los personajes siempre son los actores. Con los materiales que tú eres como persona creas al personaje. En cierto modo, un personaje eres tú que no eres tú pero que tiene mucho de tí. Tú vas cogiendo los ladrillos, montado el puzzle hasta conseguir convencer al público".
"Hoy [por el miércoles] he regresado de Málaga. Me fui a visitar el Museo Picasso y mientras miraba un catálogo, leí una frase del pintor que me encantó: 'Un cuadro no está terminado hasta que alguien lo ve'. Una función no existe hasta que haya un público enfrente".
¿Y cómo lleva Verónica Forqué eso de trabajar con su marido como director? "Lo llevamos los dos muy bien porque estamos trabajando juntos desde que yo tenía 18 años, y quería ser Katherine Hepburn, y él tenía 22 y quería Stanley Kubrick. Tenemos los roles muy bien aprendidos y tenemos la misma forma de ver el mundo".
Su marido quería ser como Stanley Kubrick, pero sería el propio Stanley Kubrick el que decidió elegir a Verónica Forqué para que doblara al castellano a la actriz Shelley Duvall en la película El resplandor, con Jack Nicholson. ¿Qué sintió Verónica Forqué al saberlo? "Tuve un subidón tremendo", confiesa. "No me eligió porque me hubiera visto como actriz, sino porque mi timbre de voz era muy parecido al de Shelley Duvall. El director de doblaje, Carlos Saura, le mandó las voces de varias actrices y Kubrick eligió mi voz. Me dio una alegría enorme. Cuando entré en la sala de doblaje y me pusieron la primera toma, sentía una enorme responsabilidad, pero creo Kubrick quedó muy contento". Como el público que asista a esta comedia con puntos de melancolía que Verónica Forqué irá paseando por toda España hasta el próximo mes de diciembre.
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