"Lorca generó en mí todo un mundo de apetencia y de pasión"
Pablo Medina. Investigador
Granada/-¿Cuándo se empieza a cocer su idilio con el teatro de títeres?
-Desde siempre. Fui maestro de escuela muchos años. El teatro de títeres en Argentina está muy vinculado a la educación. Allí conozco a Javier Villafañe y Mané Bernardo, que son los iniciadores del teatro de títeres. Ambos salen de Lorca, del año 34. Lorca estuvo desde 13 de octubre de 1933 al 26 de marzo de 1934 en Buenos Aires. Hizo una función de títeres que marcó un antes y un después en este arte.
-Hablamos entonces de un hito histórico.
-No había en la realidad tirititera de América Latina, particularmente en Argentina. Estaban los puppies de origen italiano y había una compañía que hacían títeres de barra, con poco movimiento, muy similar a éstos. Cuando llega Federico esto queda eclipsado. Este es un títere más accesible, con muchas más posibilidades plásticas, no sólo en la dramatización del personaje, sino en su portabilidad.
-¿Hablamos de un títere más humano?
-Hablamos del títere lorquiano por excelencia, que está basado en la obra de Hermenegildo Lanz. En los muñecos de cachiporra, los que hablaban y en seguida se pegaban. Para nosotros en la actualidad es el títere de guante. Ese va a ser el modelo que se abra en toda Latinoamérica.
-¿Por qué cree que esa faceta de García Lorca es tan desconocida cuando allí causó tanta sensación?
-Porque en general se ha pensado siempre que el títere es marginal, que no es lo significativo, pero no es así. En el caso de Lorca, el títere era como lo fundacional de su obra dramático. Él vivió de niño eso. Esa función famosa, del seis de enero 1923, fue el hito. Ahí parece los muñecos de Lanz, la música de Falla. Ese fue el comienzo de esta mirada netamente lorquiana que lo va a reproducir en Buenos Aires, y que después se dispersa por el mundo.
-¿Qué puede decir este tipo de lenguaje, de arte, que no otro?
-Es el arte de la excelencia que acerca al niño al arte más complejo. El niño que ve títeres por primera vez se siente fascinado. Como en un ensueño. Ese juego que se produce por una vez no se olvida. Eso es lo que le pasó a Federico y a los tirititeros contemporáneos. Porque el niño puede estar fascinado por los juguetes electrónicos, pero un hecho teatral titiritero lo deja impactado. Es como una sueña de una noche de títeres. Hay que seguir provocando esta magia.
-Desconocía ese impacto en América Latina.
-Ha calado hondo. Este tipo de títere lorquiano se hace en toda Latinoamérica. Venimos a honrar eso y a celebrar en la tierra de Lorca. Generó en mí todo un mundo de investigación, de apetencia, de pasión. Lo que mueve el mundo es la pasión. Lorca fue pasión. Es un placer venir a hablar de él, de este Lorca que es también nuestro. Es un Lorca universal. Somos una especie de dueños de un universo creado por los títeres de Lorca.
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