Pepe Calvalho, un héroe de tebeo
cómic
Los autores de la adaptación gráfica de la serie de Manuel Vázquez Montalbán, Hernán Migoya y Bartolomé Seguí, desvelan los secretos de la saga en el Salón del Cómic de Granada
Granada/Grecia tiene a Petros Márkaris y su serie de novela negra protagonizada por el comisario Kostas Jaritos; Suecia a Henning Mankell y al inspector de policía Kurt Wallander; Italia a Andrea Camilleri y al comisario Salvo Montalbano; y España a su queridísimo Manuel Vázquez Montalbán, el creador de una las series de novela negra más exitosas y prolíficas de la literatura española con Pepe Calvalho como protagonista. El detective privado se convierte ahora en un héroe de tebeo gracias a la adaptación gráfica "bastante fiel" de Tatuaje, que ayer se presentó en un vacío Salón del Cómic de Granada al que acudieron sus artífices: el dibujante Bartolomé Seguí, Premio Nacional de Cómic, y el guionista Hernán Migoya (Todas putas, Hazañas eróticas del cuarentón hijoputa).
Uno de los aspectos más interesantes de la adaptación al cómic de la novela de Vázquez Montalbán, es, señalaron los artistas, la "gran labor de documentación" que han llevado a cabo durante meses. "En mis anteriores tebeos no he reparado en tantos detalles, pero Tatuaje te va enredando y acabas enganchado", reconoció Seguí, el primer ilustrador en quién pensó Migoya para dibujar la saga. Al parecer, desveló el guionista, el escritor catalán allá donde iba lo sacaba en sus novelas. En está, donde Barcelona comparte escenario con Amsterdam, aparecen The House of Lords, un mítico restaurante neerlandés ya cerrado que abrió en los 60, y Paradiso, "una iglesia hecha discoteca" -que funciona a día de hoy como sala de fiestas y de conciertos-. "También hemos trasladado literalmente las comidas holandesas que aparecen en el libro. Algunas están escritas mal por las grafías. Me lo contó un amigo de allí", desveló el autor de Deshacer las Américas.
Migoya señaló que lo que ellos dos hacen son adaptaciones de "novelas preexistentes", por lo que una de las cosas más interesantes es "visualizar cómo debía ser aquella Barcelona underground y atrevida antes de los Juegos Olímpicos del 92". "Es una posibilidad que no te lo da ni siquiera el cine", explicó. Seguí se nutrió además de sus propios recuerdos a la hora de plasmar la ciudad, ya que llegó a vivir en esa Barcelona "negra, oscura, del Raval, con edificios sucios". Las novelas de Vázquez Montalbán, explicaron los artistas, exhiben y enfrentan "dos realidades: la de la Barcelona lumpen y la de la Barcelona burguesa".
Pero en estas novelas con Carvalho como protagonista Vázquez Montalbán no sólo retrata al detalle la Barcelona de Nazario (Anarcoma), la más cosmopolita y abierta, sino que refleja con mayor veracidad que cualquier ensayo politicosocial la historia de España que abarca desde la Transición a la democracia de los 70 hasta el cinismo de los años 2000. "Es dinamita pura. Montalbán aprovechaba a Carvalho para sacar afuera todo el desencanto del tardofranquismo y la Transición que él acumulaba, la bilis que no se atrevía a escupir en sus columnas de opinión, donde era más constructivo y estándar ideológicamente hablando", destacó Migoya.
El autor de Todas putas describió a Pepe Carvalho como un personaje "casi punk, anarquista, sentimental, vividor impenitente, hedonista y enemigo de los oligarcas". "Su escepticismo y desencanto vital son los de todo un país", señaló con gran acierto. "Me gusta mucho. Es un tío que quema libros, que va contra toda la normativa que se basa en la cultura institucionalizada porque no cree que sirva de nada", apuntó. Carvalho es capaz de quemar El Quijote y llamar imbécil a don Alonso Quijano. "Pensé que íbamos a tener problemas, pero estamos tranquilos porque Montalbán es intocable", reconoció el autor de Historias del barrio.
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