La maestría de un gran director
Programa: Johann Sebastian Bach, Missa brevis en Fa mayor BWV 233; Wolfgang Amadeus Mozart, Vísperas solemnes de Confesor en Do mayor K. 339. Orquesta Ciudad de Granada. Coro de la Orquesta Ciudad de Granada, Daniel Mestre (director). Solistas: Ximena Agurto (soprano), Cristina Segura (contralto), David Hernández (tenor) y Josep-Ramon Olivé (bajo). Director: Salvador Mas. Lugar y fecha: Auditorio Manuel de Falla, 10 de febrero de 2012
La Orquesta Ciudad de Granada, bajo la batuta de su director titular Salvador Mas, regaló al público granadino una velada llena de buena música vocal, en la que Bach y Mozart fueron los protagonistas. Para poner en atriles el programa contaron con el solvente Coro de la OCG y con un cuarteto de voces solistas muy homogéneo y de altas bondades vocales: la soprano Ximena Agurto, la contralto Cristina Segura, el tenor David Hernández y el bajo Josep-Ramon Olivé.
Si hay algo indiscutible sobre la figura de Salvador Mas es su profundo conocimiento de los clásicos y su buen gusto para ponerlos en escena. Su paso por la OCG se ha caracterizado, precisamente, por beber de las fuentes musicales de tradición centroeuropea, y en este empeño ha dado al público algunos de sus mejores trabajos. Cuando su despedida como titular está ya próxima, es justo reconocerle sus méritos, pues una noche más nos hizo disfrutar de su recta y precisa dirección.
Como primera obra del programa figuró la Missa brevis en Fa mayor BWV 233 de Johann Sebastian Bach. Obra curiosa en su composición, este formato de misas no fue muy utilizado en los ambientes musicales protestantes en los que Bach desarrolló su carrera musical. Hermana de otras tres misas similares, la Missa brevis en Fa mayor resulta una pieza deliciosa en sus temas musicales y formalmente muy equilibrada. Compuesta por Kyrie y Gloria solamente, se articula en varias secciones, hecho aprovechado por Bach para jugar con los efectivos vocales y orquestales. La OCG, reducida al formato de orquesta barroca y reforzada por un órgano como bajo continuo, estuvo muy acertada; la dirección de Mas equilibró al máximo los efectivos tímbricos, compuestos fundamentalmente por cuerdas a cuatro, oboes, trompas y percusión. El coro, por su parte, realizó igualmente un buen trabajo, dada la complejidad de los movimientos fugados y las agilidades de la pieza. Si bien el inicio del Kyrie fue más discreto, el conjunto fue ganando en seguridad y presencia, destacando en el tutti que da fin a la obra con una brillante y bien articulada interpretación. Particularmente acertada fue también la interpretación de la soprano Ximena Agurto, que entonó maravillosamente el verso Qui tollis acompañada magistralmente por el oboe de Eduardo Martínez. Por su parte, la contralto Cristina Segura demostró la bondad de su timbre, de gran claridad de emisión y bellos armónicos, en el verso Quoniam, secundada por el ágil y preciso discurso de un trío de cuerdas formado por Yorrick Troman, Kathleen Balfe y Frano Kakarigi; juntos regalaron uno de los momentos más recogidos y emotivos de la noche.
La segunda parte se dedicó a las Vísperas solemnes de Confesor de Mozart. Compuestas por cinco salmos y un magníficat, en ellas desarrolla el autor un rico lenguaje en el que coro y orquesta actúan como una unidad sonora puesta al servicio de la expresividad del texto cantado. La batuta de Salvador Mas estuvo presta para compensar los efectivos sonoros a la perfección, en una dinámica interpretación muy efectiva. El coro estuvo atento y acertado en los momentos fugados, a la par que solemne y con prestancia en los pasajes más homofónicos. Nuevamente, hay que destacar la increíble voz de Ximena Agurto, que con un timbre de gran belleza y una potencia vocal prodigiosa interpretó el salmo Laudate Dominum a la perfección, convirtiéndose sin duda en el momento de mayor belleza de toda la velada. De este modo, con una muestra de la música vocal religiosa del genial Mozart, Salvador Mas sentenció un concierto en el que, una vez más, demostró su maestría.
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