"El poema debe ser un artilugio que provoque y toque al lector"

antonio praena. poeta

Incómodo por momentos, el escritor granadino esboza en su nuevo libro un mundo posmoderno carente de valores y de sentido vital

Hoy dará una charla sobre Pablo García Baena en la Madraza

El poeta granadino posa minutos antes de la presentación de su nuevo libro en la Biblioteca de Andalucía.
El poeta granadino posa minutos antes de la presentación de su nuevo libro en la Biblioteca de Andalucía. / Carlos Gil
Isabel Vargas

21 de febrero 2018 - 02:31

Granada/Dice Antonio Praena (Purullena, 1973) que Francis Bacon es capaz de condensar en su obra plástica "todo el espanto, la brutalidad y la violencia del ser humano". "Lo rechazas y a la vez te atrapa, porque es arte, riesgo y verdad", señala. Algo así ocurre cuando uno ojea las páginas de su nuevo poemario, Historia de un alma, donde retrata la doble vida de "un alma perdida, un hombre de clase alta" adicto al lujo, la cocaína, la ginebra y las prostitutas. De lenguaje brusco y premeditadamente antilírico, el libro que le hizo ganar el XXVII Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma el año pasado traza un duro retablo del mundo posmoderno, un mundo sumergido en la superficialidad y la inmediatez, y carente de valores y de sentido vital. El autor lo presentó ayer en la Biblioteca de Andalucía. Hoy -a las 20:00- en el Palacio de la Madraza esbozará un retrato humano de Pablo García Baena, reconocido poeta cordobés fallecido recientemente, perteneciente al Grupo Cántico, con quien mantenía una estrecha relación de amistad.

-A Bacon lo cita varias veces a lo largo del poemario. ¿Su objetivo, al igual que el pintor irlandés, en Historia de un alma es retratar a esos hombres modernos, convulsos y amenazados por la violencia y degradación que los rodean en un ámbito de supuesto bienestar?

Es un poemario feísta que recoge situaciones escabrosas; el estilo iba que ni pintado con la temática"Vivimos en una sociedad donde prima el consumo, el lujo y la inmediatez; y la clase política es corrupta"

-Sí. El título es un juego, un contraste. El libro cuenta la historia de un alma perdida, de la vida de un señor de clase alta, retratada de forma muy cruda a través de poemas donde no reflejo mi visión de la vida, ni mis juicios. Funciona a modo de documental con retazos de la vida de este personaje, y sirve para trazar un retablo del mundo posmoderno, del mundo que queda después de los grandes ideales políticos de la modernidad y de la caída de los ideales de las grandes religiones. Es un libro nietzscheano donde en vez de hacer poesía social con moralina, simplemente he abierto el diafragma de la cámara y he dejado que se filtren trozos de la vida de este hombre.

-Reconozco que leer el poemario me ha parecido a veces desagradable. ¿Se autocensuró durante la escritura de éste?

-Esa es una de las cuestiones del poemario. Es un poemario feísta que recoge situaciones escabrosas que molestan. Se aleja de lo lírico y en algunos momentos se acerca a la prosaico. Creo que ese estilo le iba que ni pintado a la temática.

-¿Qué prende la llama de este poemario? ¿Lo que ve en las noticias y en las películas?

-La idea nació de una historia real, de una experiencia en Madrid. En una calle de lujo, del barrio de Salamanca, en la que a partir del viernes empezaban a parar coches de alta gama con cristales ahumados y chófer. Se subían prostitutas. Eso lo viví en la adolescencia. Mi pregunta era quiénes son estos señores trajeados que pasan por aquí. Te das cuenta de que existe un submundo, nada cutre y deprimido, dentro de cierta élite, que viven una doble vida moral. Hablo de empresarios, artistas, políticos.

-Usted los describe bien: "Quieren los dioses ser de carne, / llevar gafas de sol, viajar en Audi / con el rostro bronceado, cuello duro / gemelos de Piaget, corbatas Silbon, / y dar por liquidados viejos sueños / -radiactivos, casposos, sin audiencia- / a cambio de un instante amenazado / por triviales placeres / de edición limitada en noches blancas". ¿A qué viejos sueños se refiere?

-Los sueños de los proyectos de la modernidad: el compromiso social, el compromiso político, el compromiso con la justicia. Eso para mucha gente ha quedado atrás y no les llenan. Vivimos en una sociedad donde prima el consumo, el placer, la inmediatez, el lujo. Los políticos son corruptos y sólo se interesan por intereses materiales: ganar dinero, dar el pelotazo.

-Habla de una falta de compromiso en todo. ¿Ese es el mayor pecado de esta sociedad, la falta de compromiso y de ética?

-Sí, en gran medida, y sobre todo la falta de sentido. Algo que de sentido a la propia vida, cuando no tienes un eje, una orientación que de sentido a tu existencia lo que queda es lo inmediato.

-"Con las nuevas descargas para Android, / describes lo que buscas y en tu móvil / un mapa del deseo y sus variantes / te muestra el recorrido hasta los cuerpos / de todos los que andamos en lo mismo", escribe en Jenner con almagro. También hay una cita de Facebook que imagino es inventada y dice: "Para lograr lo que nunca has logrado tienes que transformarte en la persona que nunca has sido". ¿Las redes sociales crean monstruos?

-No, al contrario. Utilizo mucho las redes sociales. Quiero mostrar con esto lo felices que somos de cara a las redes sociales y a veces es mentira. Tenemos los instrumentos, pero la cuestión es cómo lo usamos.

-Menciona algunas películas.

-Sí, hay muchas cosas sacadas de filmes como American Psycho, protagonizada por un broker que podría ser el protagonista de este libro, o La gran belleza, en donde hay un periodista elegante y culto algo cínico, que está de vuelta de todo. También After de Alberto Rodríguez o la misma Trainspotting, que se mete en el mundo de las drogas y trata la carencia de un horizonte vital.

-¿Cuál es la finalidad de 'Historia de un alma'?

-Provocar.

-Desde luego escribe de una manera explícita y no se pone un bozal.

-Durante el proceso creativo me sumergí en esta realidad, que he investigado mucho. La mayoría de cosas está documentado, basado en la realidad. No hay que imponer la voz del poeta sobre esa realidad. Jugaba a arriesgar. Metí palabras como comebolsa o postverdad, que son feísimas y antilíricas absolutamente. El poema debe ser un artilugio literario que provoque, que toque, que traspase, al lector.

-Claro. Jesús Montiel me decía el otro día que "los poetas jóvenes superventas son la constatación de nuestra ruina". ¿Está de acuerdo?

-No hay problema de confrontación. El debate lleva instalado en el mundillo mucho tiempo. Está bien que escriban, pero no te puedes quedar ahí. No puedes comparar El Quijote para niños con el original. El de niños puede ser pedagógico y crea lectores, pero se trata de ir a más y mejor, porque sino rebajamos el nivel cultural. No se puede comparar eso con un producto de calidad.

-Es jurado en varios premios literarios de prestigio. ¿Qué echa en falta?

-Echo en falta lecturas porque te da un sentido del ritmo, de la forma, te ayuda a distinguir entre lo que ya se ha dicho mil veces y lo que es nuevo. También echo de menos más riesgo, una pretensión estilística, una búsqueda estilística, seria.

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