Juan Prieto / Deportes@granadahoy.com

La afición tiene que creer

La plantilla del Granada CF ha logrado que la afición recupere la fe. El sábado hay que estar con ellos

SOY muy optimista pero reconozco que, pese a tal condición, perdí la esperanza de que el Granada CF pudiera clasificarse para las eliminatorias de ascenso a Segunda División A tras el descalabro en Los Cármenes ante el Lucena. Titulé mi crónica aquel día con algo así como que ya se había tirado la Liga al garete. Sin embargo, lo que son las cosas, cuando todo parecía perdido llegó la reacción. No sé si fue la ausencia de presión o, tal vez, la cohesión del grupo ante el peor momento de la temporada, tanto en el aspecto deportivo como en el económico. Pero el caso es que los jugadores y el cuerpo técnico se rebelaron ante tantos inconvenientes, comenzaron a forjar un milagro y, lo que es mejor, a transmitir la sensación de que el mismo podía ser posible. Sumaron un punto en Baza, tras un gran partido que tuvieron en el bolsillo. Después, en Lorca recuerdo que antes del encuentro el compañero de Ideal Rafa Lamelas nos convenció a Javi Aguilera (La Opinión) y a mí de que se iba a ganar ese partido, y de que el equipo se metería otra vez en la pomada. Fue tal su poder de convicción que me fui a comprar tabaco. Fumo cuando me pongo nervioso y no llevaba mi Ducados negro porque pensaba que en Lorca no me iba a hacer falta, al haber poco en juego. Menos mal que hice caso a Lamelas, porque en los últimos diez minutos del duelo encendí varios. Se ganó y la plantilla adquirió la confianza suficiente para sumar otros dos triunfos más, ante Mazarrón y Marbella. Esos diez puntos en cuatro jornadas, más los tropiezos de los rivales, nos han llevado a la situación actual, a que la ilusión haya vuelto y a soñar con que lo que parecía imposible puede convertirse en real.

No es cierto que no se haya conseguido todavía nada, porque llegar vivos a las cuatro últimas jornadas, después de lo llovido, es mucho, y hacer que renazca la fe en la afición tiene un gran mérito. Por eso hay que estar el sábado con ellos, apoyarles hasta el último aliento. Creer, como ellos han creído, que en esto del fútbol todo es posible. Y en Granada, donde hemos visto burros volando, más.

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