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El poder de la cancelación
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Desde el primer momento de la transición democrática, los diversos pueblos que conformaban la realidad española, comienzan a movilizarse, todos pidiendo más democracia y libertad, algunos reivindicando lo que fueron ya en la Segunda República, otros exigiendo salir del subdesarrollo. En ese marco se rediseñan los nuevos partidos políticos y se restablecen con más músculo orgánico los que, con larga tradición histórica, habían sufrido la gran persecución durante la guerra civil y la dictadura. Tras las primeras elecciones generales (15/6/1977), se abandona el intento de los presidentes de las diputaciones provinciales de establecer en Andalucía una mancomunidad de diputaciones, y se acuerda crear la Asamblea de Parlamentarios Andaluces, Diputados y Senadores, que se reúnen por primera vez el 12 de octubre de 1977 en Sevilla, instituyendo una Comisión permanente de 18 miembros, en la que la mayoría la tiene la izquierda, con 11 miembros (7 del PSOE, 2 de Socialistas y Progresistas Independientes y 2 del PCE). En esa misma reunión, se acuerda encargar cuantas acciones promuevan la conciencia regional, y, en especial la organización de una manifestación pro-autonomía andaluza, encabezada por todos los parlamentarios integrantes de esta Asamblea. Ocho días después, en Córdoba, la Comisión refleja en el acta que: "Sobre la movilización de masas para organizar una gran manifestación proautonomía de Andalucía… la Comisión acordó sugerir a los diferentes partidos políticos, organizaciones sindicales y movimientos ciudadanos la conveniencia de arbitrar el procedimiento para llegar a la organización conjunta de dicha manifestación, que podría celebrarse en los lugares y fechas que mejor conviniesen a los propósitos de la misma". Será en Granada, el 19 de noviembre, cuando la Asamblea de Parlamentarios decide que: "La manifestación del Día de Andalucía, el 4 de diciembre, debe finalizar con la participación oral de nuestros representantes parlamentarios…". La Comisión Permanente, celebrada en Cádiz el 25 de noviembre, acuerda que se redacte un documento único por el Comité Regional de fuerzas políticas convocantes, que será leído en cada provincia por un diputado o senador, en 4 provincias del PSOE, en tres de la UCD (Almería, Huelva y Granada) y una del PCE.
No cabe duda que la manifestación del 4-D, señalado como Día de Andalucía, fue esmeradamente planificada y convocada por la Asamblea de Parlamentarios de manera unitaria, sumándose todas las fuerzas políticas, sindicales, empresariales, eclesiásticas, culturales, etc. Se redacta incluso el texto final, en el que se subrayan las razones: "Por primera vez se manifiesta decididamente la aspiración unánime de los más diversos sectores sociales de Andalucía por la consecución de su autonomía"… y lo hace por "la progresiva toma de conciencia que se ha ido produciendo a lo largo de los últimos años de que los graves problemas de Andalucía", y citan, la emigración, paro, problemas en el campo y la industria, inferior nivel de vida a otras zonas del país, "encontrarán mejor solución dentro de un marco autonómico, en el que los andaluces puedan decidir por sí mismos". El texto exige soluciones urgentes y la más rápida institucionalización de unos órganos de representación y gobierno autónomo, además, sigue diciendo, la consecución de la preautonomía abrirá la vía para que el pueblo apruebe en su día el estatuto de autonomía. El texto finaliza subrayando que todo se hará en la democracia, al servicio del pueblo, "que tiene que pensar en una España nueva, democrática y libre" … "una España de todos los españoles no es concebible sin una Andalucía renovada, democrática y autónoma para todos los andaluces".
Las intenciones de los convocantes del 4 de diciembre son indiscutibles, hacer una manifestación unitaria, en el marco del entonces Día de Andalucía, dentro de la unidad de todos los pueblos del Estado español, para resolver los graves problemas económicos de esta tierra, con órganos autonómicos propios. El éxito de la manifestación, hasta 2 millones de personas, con miles de banderas blanca y verde, se produjo porque conectó con el anhelo compartido de despertar la conciencia y defender la autonomía andaluza. Andalucía ni más que nadie, ni menos. La fiesta y alegría generalizada se vio truncada brutalmente por el asesinato de García Caparrós en Málaga, que nos dejó conmocionados. Pero el 4-D quedó como un extraordinario hito de nuestra historia reciente y la base que permitirá posteriormente el 28-F, ya con la oposición de la UCD, y la posterior aprobación del Estatuto de Autonomía y las primeras elecciones andaluzas. Sin duda una titánica lucha de Andalucía por su autonomía, lejos de connotaciones por la independencia, la soberanía o el derecho a decidir, que ha colocado a esta tierra definitivamente en el primer escalón autonómico.
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