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La opinión Invitada
No por repetido, deja de llamarme la atención cuánto les gusta a los políticos hablar de modernización, de tecnología, de I+D+i … Todos los días leemos en la prensa andaluza noticias que incluyen estas palabras que, de tanto usarlas sin sentido, se han vuelto vacías. La agricultura no está exenta de esta verborrea más propagandística que otra cosa. “El sector primario debe modernizarse. La agricultura ha de hacer uso de las nuevas tecnologías para ser más eficiente y eficaz…” Les suena, ¿verdad? No carecen de verdad, pero otra cosa es que los que tanto promulgan este discurso, lo apliquen en la realidad.
Muchos son los ámbitos que deben tratarse para modernizar el sector primario, y desde Asaja-Jaén somos impulsores de proyectos como el grupo operativo para incluir la tecnología dron en el olivar, además de ser pioneros en abanderar la modernización y reconversión del olivar como modo de hacerlo rentable y competitivo. Sin embargo, en esta ocasión quiero explicar lo que está sucediendo con las ayudas a la Modernización de Explotaciones Agrarias. Más de dos años sin resolverse los expedientes de 2016. Sin convocar en 2017 y con el tiempo corriendo en contra para poder optar a solicitar las de 2018. Las Ayudas a la Modernización son unas subvenciones que provienen de fondos europeos en un 75% y que se destinan a invertir en tecnologías como mejoras de riegos, maquinaria, reconversión del olivar, nuevas plantaciones de cultivos leñosos, construcción de naves… Todo ello para hacer más eficientes y competitivas sus explotaciones. “La modernización de las explotaciones agrarias mediante el fomento de inversiones para la mejora de sus estructuras y facilitando el relevo generacional a través de primeras instalaciones de jóvenes agricultores en las mismas, ha sido una política primordial y prioritaria que se ha tenido en cuenta durante los últimos años tanto en la planificación europea, como estatal o autonómica que incide en el sector agrario”, insiste la normativa que recoge estas ayudas, la Orden de 15 de febrero de 2008, por la que se regula el régimen de calificación de explotaciones agrarias como prioritarias y se establecen las bases reguladoras para la concesión de subvenciones para la mejora y modernización de las estructuras de producción de las explotaciones agrarias en el marco del Programa de Desarrollo Rural de Andalucía Normativas y palabras, todo está regulado, pero los plazos no se cumplen y los agricultores siguen sin cobrar y sin saber si lo van a hacer. Desde Asaja-Jaén hemos exigido que se resuelvan cuanto antes los expedientes de estos miles de agricultores andaluces, unos 1.200, que esperan desde hace dos años a saber si son beneficiarios definitivos dichas subvenciones.
Están financiadas con fondos europeos en un 75 % -el Estado paga el 7,5% y la Junta el 17,5%- y son una de las pocas herramientas con las que cuenta el sector agrario para invertir en tecnologías que mejorarán el riego de su explotación, con la que sustituir vieja maquinaria por otra más eficiente y respetuosa con el medio ambiente, reconvertir o modernizar su cultivo de olivar o nuevas plantaciones de cultivos leñosos o construir naves en las que guardar maquinaria y aperos agrícolas. Todo ello para hacer efectiva esa segunda, tercera, cuarta o quinta, qué más da el número, Modernización de Andalucía de la que tanto se habla y que tan poco se palpa.
Si recorremos la historia de estas ayudas, en nada nos diferenciaríamos los andaluces de una república bananera. No en vano, a pesar de que las subvenciones se terminaron de tramitar hace dos veranos, del 1 de junio al 24 de septiembre de 2016, dos años después la Consejería de Agricultura, la encargada de gestionarlas, sigue sin pronunciarse. Todo a pesar de que el plazo que la propia Administración se fijó para resolver dichos expedientes venció el pasado 23 de marzo de 2017. Esto significa que miles de agricultores pendientes de esta subvención europea siguen sin poder invertir en sus explotaciones para hacerlas más eficientes por el mero hecho de que la Dirección General de Producción Agrícola y Ganadera, no es capaz de hacer algo tan sencillo como baremar los expedientes presentados y resolver. El retraso ha hecho que no se convoquen estas ayudas en 2017 y mucho nos tememos que se pierda también la convocatoria de 2018, por lo que el dinero que le corresponde a Andalucía de la UE volará hacia otros menesteres.
El pasado 23 de mayo de 2017 el bochorno con estas ayudas fue superlativo: Se publicó la resolución provisional de los expedientes presentados en 2016, dando un plazo de alegaciones y ante el anuncio de la Consejería de que el presupuesto previsto en un principio se iba a triplicar. Tras la gran cantidad de errores detectados y sin que ese aumento de presupuesto fuera manifiesto, fue la propia Dirección General de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía la que, tan sólo siete días después de haber hecho públicos los listados de admitidos y denegados, publicara en su web una contraorden dejando sin efecto dicha propuesta de resolución. Todo cuando entidades como Asaja-Jaén ya habían tramitado unos cien expedientes que aceptaban su ayuda o recurrían en caso de no haber sido beneficiarios.
Después de este absoluto despropósito y esperando a que la Consejería resolviese de buen grado este cúmulo de errores, se realizó una segunda aprobación provisional, pero la definitiva sigue durmiendo el sueño de los justos. Señores, han pasado dos años. Dos años. ¿No hay acaso suficiente personal en la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía para resolver 1.200 expedientes en veinticuatro meses? ¿No es capaz la Dirección General de Producción Agrícola y Ganadera, de hacer algo tan sencillo como baremar los expedientes presentados y resolverlos?
Desde Asaja-Jaén hemos pedido responsabilidades dentro de la Administración y que, de una vez, dejen de reírse del agricultor. Que dimita quien sea necesario. Lo que no puede ser es que, por su incompetencia y falta de rigor en la gestión, los agricultores pierdan tanto tiempo y dinero y sigan siendo ninguneados. Hemos estado expectantes para ser si, de buen grado, se resolvía la situación, pero viendo que el desinterés manifiesto por parte de la Junta es evidente, exigimos al director general o al propio consejero que se tomen el asunto como algo personal y busquen una solución eficaz y rápida sin tener que esperar hasta el otoño. De lo contrario, tendremos que empezar a presionar de otra forma.
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