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Recientemente, la Fundación Juan Ramón Guillén, entidad sin ánimo de lucro fundada por el grupo aceitero Acesur para promover el desarrollo del sector rural y la puesta en valor de la cultura aceitera, ha celebrado la segunda edición de sus premios, que reconocen las mejores iniciativas puestas en marcha en el sector del olivar. Coincidiendo con el décimo aniversario de la entidad, el acto ha sido aún más especial si cabe, pues “tras diezaños, unas 24.000 personas de más de 40 países han participado en las actividades que desarrollamos desde la fundación, y ahora, si hacemos balance, estamos aún más convencidos de que debemos trabajar por la mejora del sector olivarero y dar a conocer y poner en valor la cultura del aceite de oliva y la tradición del mundo rural”, afirma Juan Ramón Guillén, presidente de la fundación y de Acesur.
Es incuestionable el peso que el legado aceitero tiene en nuestras costumbres, nuestras tradiciones, nuestra cultura y nuestra gastronomía. De hecho, España sigue siendo el mayor productor de aceite de oliva a nivel mundial, y aproximadamente el 80% de ese aceite es de origen andaluz. “Hablar de Andalucía es hablar de aceite de oliva. Unas 250.000 familias de 300 municipios andaluces dependen directamente del ámbito olivarero, es un sector estratégico en nuestra comunidad y, por eso, es nuestro deber trabajar por estas familias y las generaciones futuras”, subraya Juan Ramón Guillén. “Apostamos por la innovación, pero no podemos olvidar de dónde venimos, ni permitir que los procesos artesanales y los oficios más tradicionales desaparezcan”, explica. En este sentido, la Fundación Juan Ramón Guillén tiene en marcha diversos programas con el objetivo de impulsar la profesionalización del sector, mejorando la capacitación de sus trabajadores e incrementando, al mismo tiempo, las posibilidades de inserción sociolaboral de las personas en situación más vulnerable y con discapacidad. La entidad intenta, así, paliar la falta de relevo generacional en determinados oficios ya que la transmisión oral de padres a hijos ha sido, durante siglos, el vehículo para transmitir los conocimientos necesarios para el cultivo del olivo y para desarrollar cada una de las tareas en el campo.
La fundación trabaja cada día para dar a conocer el trabajo del campo y la cultura del aceite de oliva, sobre todo a los niños, que serán los consumidores del futuro. “Es vital contarles de dónde viene lo que llamamos oro líquido, que entiendan su valor, y por qué es la base de la dieta mediterránea”, señala Juan Ramón Guillén. “Y, además, si algo de verdad me emociona es saber que cada vez estamos más cerca de conseguir la Declaración de los Paisajes del Olivar Andaluz a Patrimonio Mundial, que será el reconocimiento que el sector merece a nivel internacional”, añade. La candidatura, impulsada por la fundación, ya ha sido seleccionada por el Ministerio de Cultura y será valorada en la Asamblea General de la UNESCO en el verano de 2023.
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