Negociación, diálogo y consenso, esos tres "verbos"
El orador Luis Pizarro prologa una mañana de confusión y nervios.
Luis Pizarro, veterano político socialista, arrancó la sesión inaugural con "unas palabras" al hemiciclo. Desordenado, el presidente de la Mesa de Edad, diputado sin interrupción desde 1986, terminó por explayarse más de veinte minutos, mucho más tiempo del que duraron sus buenos propósitos: "Negociación, diálogo y consenso, esos tres verbos clave del sistema democrático". Poco después estalló el conflicto con el diputado del PP Carlos Rojas, que llevó repetidamente a Pizarro a rogar "vamos a terminar bien el pleno", mientras Rojas le reclamaba una y otra vez la palabra y él se la negaba. En medio, unas cuantas confusiones dialécticas como "queda poco tiempo para que acabe esta legislatura" y la pérdida de los papeles para continuar con las votaciones. "No me hagan ustedes hablar", terminó al fin Pizarro la secuencia. Todo giraba en torno a la palabra, o la ausencia de ella.
El desacuerdo en el reparto de los miembros de la Mesa era asunto de negociación desde primera hora de la mañana, donde se sucedieron las reuniones entre PSOE y PP mientras al edificio comenzaban a llegar los diputados, muchos de ellos acompañados por sus familiares. De los 109, 64 tomaban posesión por primera vez. Y entre ellos, los diputados de dos formaciones, Podemos y Ciudadanos, que por primera vez tienen representación en el Parlamento andaluz. En el caso de Podemos, en cualquier parlamento español.
Los partidos nuevos pusieron el empeño en distinguirse de los viejos hábitos de los partidos tradicionales. Podemos puso el acento tanto en la imagen como en la palabra, aunque por el momento sus promesas de cambio se reducen a gestos. Primero se fotografió en una reunión de grupo con sus leitmotiv para la investidura, las tres condiciones exigidas a Susana Díaz. Entre los diputados llamó la atención el atuendo de Jesús Rodríguez, número dos por Cádiz, con la camiseta verde de la plataforma en defensa de la educación pública. Rodríguez secunda el ejemplo de José Antonio Castro, diputado de Izquierda Unida y mayor exponente del activismo textil. La ubicación de los escaños les introduce en el mismo plano de cámara, por lo que en adelante tendrán que consensuar vestuario.
Justo en el centro del arco, en la clave de bóveda del hemiciclo, ("enfrente" del presidente, según puso ella en su twitter) ha caído el escaño de Teresa Rodríguez, que acató la Constitución con la coletilla de "hasta que la cambiemos y obedezca a la gente y no a los bancos".
Fue otra de las novedades literarias introducidas por Podemos. Menos un par de sus 15 diputados, todos complementaron la promesa. Libertad Benítez, de la CUT, emuló a Sánchez Gordillo con la defensa de los derechos humanos y dio un viva a la Andalucía libre. Carmen García Bueno, del Sindicato Obrero del Campo (SOC) se comprometió a luchar contra el paro o los transgénicos.
Los representantes de Ciudadanos (de los nueve, tres diputados con corbatas de naranja corporativo) fueron más modosos: unos juraron, otros prometieron. En IU acudieron al imperativo legal.
Susana Díaz fue de los pocos cargos socialistas que juró el cargo, como todos los del PP. Al final recibió el efusivo beso del izquierdista Castro, lo que se ha convertido en otra tradición del formato. Porque aparte de confusión y nervios, también hubo muchas presentaciones y reencuentros. Y mucho verbo, dentro y fuera, con protestas de los ex de Delphi y de trabajadores de empleo Alpes.
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