El cambio de rumbo en la sanidad de Andalucía

La nueva responsable de la Consejería se marca el reto de recuperar la confianza en un sistema que ha hecho aguas demasiado tiempo por lagunas evidentes en su gestión

Rocío Hernández garantiza a los sindicatos representantes de los trabajadores que el diálogo estará presente en todas sus decisiones

La consejera de Salud promete "cambios profundos" en la política sanitaria de Andalucía

Imagen del interior del centro de salud Esperanza Macarena esta misma semana. / Juan Carlos Vázquez
Óscar Lezameta

12 de agosto 2024 - 07:01

“La verdad es que cuando conocimos su nombramiento, no nos esperábamos nada bueno. La sensación que teníamos era de continuidad. Su gestión al frente del Distrito Sanitario de Atención Primaria Aljarafe Sevilla-Norte, no fue nada especial. Nada más sentarnos, nos dio la bienvenida, nos presentó a su nuevo jefe de gabinete y nos cedió la palabra para que le manifestáramos uno por uno lo que pensábamos que se podía mejorar. Llevábamos años sin hacer una cosa parecida y no nos lo esperábamos. Vamos a darle tiempo, pero desde luego el cambio es más que importante. Ahora hay que ver si es flor de un día o se trata de una nueva manera de hacer las cosas”.

Quien habla así es uno de los asistentes a la reunión que la nueva consejera de Salud, Rocío Hernández, convocó a los integrantes de la Mesa Sectorial, pocos días después de tomar posesión de su cargo. A pesar de que en la Junta apenas queda nadie, no se había cumplido ni una semana desde la pequeña revolución en el Consejo de Gobierno, cuando la titular de la que es, sin duda, la gran piedra en el zapato del Ejecutivo en esta legislatura, puso sus credenciales encima de la mesa.

Hay que tener en cuenta de la situación de partida. La anterior consejera se había quedado sin interlocución alguna. Los intentos de defenderla por parte de sus compañeros en el Consejo de Gobierno, apenas pasaron de unas acusaciones en el Parlamento de machismo en quienes vertían sobre ella críticas sobre su gestión que eran la totalidad de partidos de la oposición.

Poco después, ni tan siquiera aquellos que deberían compartir con ella la aplicación de esas recetas para tratar de solventar los problemas de la sanidad andaluza, consiguieron mantener abiertas las vías de diálogo. Ocurrió después de un encuentro de la Mesa Sectorial para tratar de las medidas a aplicar en el conocido como Plan de Verano y que se expusieron a los representantes de los trabajadores, días después de implantarse. En esa reunión, la consejera les dio a firmar un documento en contra de la financiación autonómica, un asunto fuera de las competencias de su consejería. Cuando la totalidad de los sindicatos se negaron a suscribirlo, varios de los asistentes a ese encuentro reconocieron que la consejera les preguntó si es que estaban de acuerdo con Pedro Sánchez. Desde ese momento y entre peticiones constantes de dimisión, decidieron que no se iban a reunir más con ella. Al día siguiente, la titular de Salud aseguraba que los representantes de los trabajadores del sistema sanitarios le habían transmitido que iban a estudiar el documento, algo que no ocurrió.

En este ambiente llega un cambio de Gobierno que sorprendió a todos. A pesar de que desde días antes trabajadores del SAS confirmaron a este periódico que daban por hecho su relevo, la nula inclinación del presidente de la Junta por los cambios de rumbo, hacían que la denominada teoría del fusible, se extendiera para no apostar por él. Sencillamente se pensaba que no iba a quemar el último dique de contención si las cosas en materia de salud, especialmente las listas de espera, no se solucionaban. Y parece complicado. De no disminuir, el responsable sería el propio Juanma Moreno quien, al final, premió a Catalina García con la Consejería de Medio Ambiente y la apartó de la de Salud. La nula capacidad de gestión terminó con su andadura que se inició al sustituir al actual presidente del Parlamento, Jesús Aguirre al frente de la misma.

En este ambiente llega el turno de Rocío Hernández. En sus primeras manifestaciones públicas, en Canal Sur radio, marcó como una “cuestión prioritaria” entre sus nuevas funciones que la población “recupere” la confianza en el sistema sanitario público de Andalucía, así como que los profesionales sanitarios se sientan “orgullosos” de pertenecer a él. También puso de relieve el “reto importante” que supone el departamento que ahora dirige, al tiempo que subrayaba que el sistema sanitario público andaluz es “de los mejores del país”.

Hernández apostó esa recuperación de la confianza mediante el “trabajo intenso” con un equipo multidisciplinar, con “un alto nivel científico, compromiso e ilusión”. “Tenemos muy bien analizadas y diagnosticadas cuáles son las debilidades del sistema sanitario para ponernos a trabajar en ellas”, al tiempo que incidía en la “accesibilidad, la eficiencia y la humanización” como objetivos a lograr al frente de la Consejería, así como “dar un enfoque positivo a la salud, buscando la complicidad con los equipos de trabajo y teniendo muy en cuenta el importante papel de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad”.

Sobre su encuentro con los sindicatos de la mesa sectorial de sanidad, la titular de Salud ha hecho hincapié en que les ha ofrecido “mucho diálogo” para “poder dar respuesta a las demandas que nos puedan hacer”. “La colaboración es muy necesaria, no olvidamos que ellos son los representantes de los profesionales y éstos son la clave del sistema”, ha apostillado. “Es importante que los profesionales se sientan apoyados, reconocidos y valorados, y ahí no solamente juegan un papel importante los equipos directivos, sino la población, para afianzar las relaciones de confianza médico-paciente”.

También dejó claro que “por supuesto no podremos darles todo lo que piden”, pero los asistentes a ese primer encuentro señalan que la dirección en la que discurrirán las decisiones que tome, debe pasar por tener en cuenta la opinión de quienes deben ponerlas en práctica. El reto es sencillo de enunciar, pero más complejo de ponerlo en práctica: debe recuperar la interlocución, tanto con los representantes de los trabajadores, como con el resto de fuerzas políticas. La política sanitaria precisa, de una manera urgente, huir del ruido en el que unas políticas desastrosas desde un punto de vista tanto de gestión, como de comunicación, se han llevado a cabo. La salud de los andaluces dependerá de su éxito y lamentará su fracaso.

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