El atlas celular humano
Los centros de acogida dan la voz de alarma: duchas insuficientes, camas en pasillos y peleas entre internos de distintos países
Inmigración
Las instalaciones del centro de acogida Hogar San Juan de Ávila de Carmona están "desbordadas"
Los trabajadores del centro de acogida Hogar San Juan de Ávila de Carmona dieron este viernes “la voz de alarma” ante lo que consideran “una situación caótica” que les ha obligado a ubicar camas en los pasillos y en el salón de usos múltiples para atender a los menores extranjeros no acompañados llegados el pasado jueves.
Asimismo, advirtieron que se han producido enfrentamientos entre menores de distintas nacionalidades, y hay problemas en los comedores con una capacidad de 25 a 30 personas, así como en las duchas –“hay cuatro para 78 jóvenes”–. “La cocina no da abasto, las limpiadoras tampoco y el equipo educativo está desbordado”, denunció la representante de CCOO-A en el Comité de Empresa de la Delegación Provincial de Igualdad, María José Romero.
Además, la plantilla incide en que “no se cubren las bajas y la mitad del personal está de vacaciones”, lo que agudiza aún más la situación de “colapso” que se está viviendo en este centro de la Junta, y en otros tantos de la provincia. Todo esto se desarrolla, según Romero, “ante la política de unas administraciones que se desentienden de los trabajadores, totalmente abandonados a su suerte y que ni pueden ejercer su trabajo con eficacia y eficiencia, poniendo en peligro su salud física y mental y su integridad física”.
Los trabajadores del centro de Carmona afirmaron además que el presupuesto de principios de año se estimó sólo para 25 menores y, que se han perdido proveedores por haberlo agotado. No obstante, destacaron el esfuerzo de la dirección del centro por “buscar nuevos proveedores y dinero para pagar alimentos, ropa y camas”.
CCOO-A ha reclamado una respuesta integral y coordinada para hacer frente al fenómeno migratorio y atenderlo con garantías, tanto para todas aquellas personas que llegan como para los trabajadores “que se afanan en atender correctamente a estos menores pero viven bajo la impotencia de no contar con más recursos que su profesionalidad y compromiso”.
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